La guerra de las divisas empieza a hinchar otra burbuja del petróleo
La depreciación del dólar registrada desde finales del verano e impulsada por la Reserva Federal está recalentando el mercado del petróleo. El barril de Brent se ha encarecido en 15 dólares en apenas dos meses, alimentando el fantasma de una nueva burbuja.
Después de la crisis financiera, la recesión económica y los ataques en los mercados de deuda, el episodio más reciente de la debacle iniciada hace más de tres años es el ya bautizado como la guerra de las divisas. Mientras China fomenta los desequilibrios globales mediante su intervención sobre el tipo de cambio del yuan, Estados Unidos depreciando su propia moneda imprimiendo hasta 600.000 millones de dólares. Las intrusiones de las dos grandes potencias del siglo XXI repercuten en un perdedor neto, la zona euro, que ve cómo la apreciación de su divisa perjudica sus exportaciones.
Pero, al mismo tiempo, el abaratamiento del dólar presiona a los mercados de las materias primas y, en concreto, al más importante de ellos: el del petróleo. En apenas dos meses, el barril de crudo tipo Brent se ha encarecido en más de 15 dólares, para rozar ya máximos anuales (ayer superó los 88,7 dólares en el mercado londinense). Esa escalada coincide casi al milímetro con la depreciación del dólar: de pagarse 1,2 billetes verdes por cada euro en verano se ha pasado ya a superar los 1,4.
La brutal escalada del precio del crudo registrada entre 2003 y 2008 (llegó a multiplicarse por seis) supuso el mejor ejemplo de los excesos cuantitativos que culminaron en la actual crisis. Ahora, la guerra de las divisas amenaza con generar una nueva burbuja petrolífera.
Ciclo cambiante
El último episodio de la guerra de las divisas lo protagonizó la semana pasada la Reserva Federal de EE UU. El organismo regulador ha optado por inundar de nuevo la economía de dólares, que servirán para comprar deuda federal. Su presidente, Ben Bernanke, se muestra preocupado por la "decepcionante" evolución de la actividad, la caída de la inflación hasta el entorno del 1% (con la consiguiente amenaza deflacionista en el horizonte) y un crédito que sigue sin llegar en dosis suficientes a consumidores y pequeñas empresas. Desde el anuncio del nuevo plan de expansión monetaria, hace menos de una semana, el barril de Brent se ha encarecido en tres dólares, o un 3,5%.
El último informe sobre materias primas de Barclays Capital, publicado ayer, observa que existe "una creciente percepción de que el ciclo está cambiando" en el mercado petrolífero. Los analistas de la entidad financiera consideran que el mercado se encuentra cómodo con la idea de superar el rango de 70 a 90 dólares en el que se ha movido durante este año, y "parece flirtear con la idea de una mayor volatilidad". Además del abaratamiento del dólar, detrás de esos pronósticos se encuentran la creciente demanda de crudo (ya no circunscrita a los países emergentes) y la reducción de la capacidad excedente. La entidad espera que la tendencia alcista continúe durante la entrada en 2011.
La tierra de cultivo avisa de futuras tensiones
Los mercados de materias primas no son los únicos que viven tensiones alcistas. El precio de la tierra de cultivo en Estados Unidos ha aumentado un 58% en términos reales en la última década, informa Reuters. Ese porcentaje equivale al encarecimiento de la vivienda en ese país en la parte central del último boom inmobiliario, entre 2000 y 2004; como es sabido, la posterior caída del precio de las casas fue la mecha que puso en marcha la mayor explosión financiera global conocida en las últimas ocho décadas.Ahora, las materias primas y la tierra surgen como el nuevo foco de atención para los inversores. El precio de los alimentos crece ayudado por las malas cosechas en Rusia y la boyante demanda de India y China. Si a ello se unen tipos de interés en mínimos históricos, el apetito por la tierra está servido, aunque los expertos adviertan de que un cambio de circunstancias puede generar una perversa reacción en cadena.