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Joaquín Chacón. Director general de Saft Baterías

"La universidad nos ha ampliado la visión global"

Es ingeniero industrial, lleva 35 años en la compañía y lidera un equipo de ingenieros que, además del trabajo diario, investiga.

Su discurso de agradecimiento al recoger el Premio CincoDías, en la categoría de acción más innovadora ligada a la universidad, transmitió el esfuerzo de una pequeña empresa al apostar por la I+D, además de la emoción del reconocimiento público. El proyecto de desarrollar nuevas herramientas de almacenamiento de energía fue una apuesta personal de Joaquín Chacón (Madrid, 1965), director general de Saft Baterías, y doctor en Ciencias Químicas. æpermil;l se ve a sí mismo como un científico y por eso agradece enormemente al grupo de investigación de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) su ayuda por renovar los productos de la empresa, así como a su esposa por sobrellevar todos los viajes que ha tenido que realizar para explicar estas innovaciones.

PREGUNTA. ¿Qué supone para Saft este premio?

"Mucha gente veía nuestro proyecto de I+D como una pérdida de tiempo"

RESPUESTA. Supone un reconocimiento muy importante a una forma de pensar y trabajar. Siempre hemos sido muy partidarios de contar con la universidad para hacer I+D. Entiendo que hay que hacer una investigación propia, pero también otra que venga de grupos externos. La interna, en nuestro caso, se centra mucho en la problemática única que tenemos. Pero la visión global de lo que puede ser el mercado es muy compleja de conseguir combinando sólo departamentos de marketing, comerciales y de innovación. Si trabajas contando con la I+D externa, se obtiene una visión más global. Nosotros somos relativamente pequeños, por lo que hacer un esfuerzo de colaboración de cuatro o cinco años con la universidad es muy complicado. Sabemos que las empresas somos muy exigentes y nos ponemos muy nerviosos si al año no sacamos rendimiento de lo que estamos haciendo. El decir que nos vamos a tomar tres o cuatro años para desarrollar un producto e invertir dinero sin subvenciones, teniendo en cuenta factores políticos, energéticos, empresariales e industriales españoles, digamos que no todo el mundo lo veía como algo lógico. Mucha gente lo consideraba como una pérdida de tiempo. Y la verdad es que el premio, además del éxito comercial que estamos teniendo con los productos, después de estos cuatro años, viene a refrendar este esfuerzo. A nivel público hace ver a los demás que esta iniciativa no era ninguna tontería.

P. ¿Qué ha aportado la universidad?

R. Primero, lógicamente, el conocimiento exacto de los materiales y componentes. Nos dio la clave para seleccionar los componentes que íbamos a utilizar, los más actuales y los que mejor iban a funcionar en los próximos años. Nos ha ampliado, también, la visión global del sector. Nos ha proporcionado el enfoque de la parte electrónica, desde el punto de vista del mercado. Pero sobre todo nos ha dado la perspectiva de otras cosas que estaban ocurriendo en el mundo, que hace cuatro años no tenían ninguna relación con las baterías, pero que hoy en día sí que la tienen.

P. ¿Qué recomendaría a otras empresas para tener éxito?

R. Innovar, que no es sólo hacer un producto más funcional y más bonito, sino el desarrollar un mercado y un sector. Es trabajar conjuntamente la parte tecnológica con la parte de mercado. Nuestro principal punto fuerte ha sido abrir nuevos mercados para nuestros productos. Los grupos universitarios tienen que especializarse cada vez más en este tipo de trabajos, porque hoy en día no hay muchos equipos dispuestos. Aunque con el nuevo Plan Nacional de Investigación ya se reconoce el trabajo de los profesores universitarios en sus condiciones laborales, gracias a este tipo de proyectos. Hasta ahora, el colaborar con una empresa se hacía por el interés de una persona concreta, porque realmente para ellos era más trabajo y poco resultado. Las empresas tienen que animar a las universidades a hacer este realizar este tipo de proyectos, porque es importante desarrollar un tejido industrial.

Innovando en energía desde España para una multinacional francesa

Saft, empresa cotizada en París, compró hace una década la marca histórica española de baterías Emisa. En 2005, Chacón decidió que había que renovar los productos. En un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, le marcó una frase: "La energía no se puede almacenar". Así que decidió innovar para un sector que estaba sufriendo la revolución de las renovables, que tienen grandes problemas de inestabilidad.La filial española no deja de ser una pyme, con 15 millones de euros de facturación, pero junto al grupo Citcea de la UPC, dirigido por Antoni Sudrià, ha lanzado nuevos productos para ayudar a almacenar la energía, un campo muy asociado al futuro desarrollo del vehículo eléctrico. Invirtieron 200.000 euros en I+D para este proyecto y las nuevas ventas ya han alcanzado medio millón de euros.

"España ha dado un gran salto en innovación"

¿Qué tiene que cambiar España en la innovación? España ha cambiado mucho en innovación en los últimos años. Innovar significa invertir más, y todos sabemos la situación que estamos atravesando, pero creo que en los últimos cinco años, España ha dado un salto importante en el escalafón de países en diferentes factores como patentes o publicaciones. España va bien, en el sentido que poco a poco innova más. Va bien y va despacito. Pero la investigación debe ir despacito, tampoco nos debemos volver locos y querer ser los mejores en cinco años, porque eso no lo hace nadie. El camino que llevamos es bueno y hay que hacer más cosas. Lógicamente, cuantos más recursos económicos haya, más rápido se podrá avanzar.¿Qué ha sido lo más difícil de la colaboración con la universidad? Hacerles ver que íbamos en serio. Estaban acostumbrados a trabajar con empresas, pero lo que nosotros le contábamos era tan bonito que no se lo acababan de creer. No todo ha sido fácil.¿Hay personas preparadas, con talento, en tecnología e innovación?Sí, las hay. Otro tema es que esta gente ya no funciona como los que tenemos más de 40 años. No busca las mismos objetivos en las empresas. Los jóvenes necesitan sentirse atraídos por el proyecto. No es una cuestión de sueldo ni de condiciones laborales.¿Cómo ve a la relación entre la universidad y la empresa?Dentro de España hay muchas diferencias entre unos grupos y otros. Algunas universidades están muy alejadas de la empresa. La universidad sí debe mantener un cierto nivel de investigación básica financiada públicamente, que no tiene resultado a corto o a medio plazo, pero que supone un enriquecimiento de la tecnología de un país. Aunque la educación superior también debe trabajar de cara al mercado, junto a las empresas, porque eso también enriquece y ayuda al país.

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