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Columna
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Una arriesgada defensa alemana

Angela Merkel no quiere tomar una postura pública en contra de ACS ante su oferta hostil por Hochtief, la mayor constructora alemana. Tiene sentido: la canciller ha protestado en el pasado contra el proteccionismo. Pero incluso ofreciendo un apoyo silencioso, y facilitando encuentros con potenciales caballeros blancos, como parece que ha hecho, pisa un terreno resbaladizo.

Merkel concertó al presidente de Hochtief, Herbert Lütkestratkötter, un encuentro con el ministro de economía de Qatar en una recepción ofrecida por el Presidente de Alemania a finales de septiembre. Después, Merkel se ha entrevistado con el primer ministro qatarí esta semana, aunque oficialmente las conversaciones no incluían asuntos relacionados con ninguna empresa en particular. Incluso así, la percepción es que ella está dispuesta a defenderse de la constructora española, incluso si eso significa apoyar a los inversores de fuera de la UE.

La discreta intervención de Alemania es una señal de la desesperación de Hochtief. No hay mucho que se pueda hacer para evitar que ACS aumente su actual porcentaje del 30% hasta su objetivo de poco más del 50%. La española ha hecho una low-ball, una oferta técnicamente diseñada para cruzar el umbral del 30%, después de la cual se permite seguir comprando acciones en el mercado.

No está claro qué papel jugaría Qatar. Una posibilidad sería una inversión en un bono convertible en Hochtief, diseñado para ofrecer un retorno garantizado, con un descuento sobre el precio actual de cotización. El bono sería convertible en acciones de Hochtief si ACS alcanza el umbral del 50%. La constructora alemana puede emitir hasta un 10% de su capital sin ofrecer derechos preferenciales a los inversores existentes.

Pero no se entiende muy bien que motivaría a Qatar a semejante operación teniendo en cuenta que no suele meterse en operaciones hostiles. Sin embargo, al emirato se le puede ofrecer un lucrativo negocio que no pueda rehusar. Aunque esta píldora dilutiva envenenada no sentaría muy bien al resto de los accionistas de Hochtief. El hedge fund Centaurus ha dicho ya públicamente que tal movimiento arrastraría a más accionistas a apoyar a ACS. Si esto sucede, ni siquiera necesitaría alcanzar el 50% para hacer cambios en la gestión. La española quizá no quiera seguir ese sucio camino, pero puede que no tenga elección. Las maniobras alemanas serían entonces contraproducentes.

Por Fiona Mharg-Bravo

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