_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una política monetaria global

El ligero aumento de los tipos de interés de China es un recordatorio de que el mundo se divide entre Asia y Occidente. La actuación estelar de los bonos gubernamentales en Occidente y la impresionante recuperación de la renta variable, desde el mínimo en varios años, dependerá de la expectativa de la llegada de más estímulos y de superar la debilidad económica. La dependencia de estímulos de los mercados es peligrosa. Existe un riesgo también de que éstos tengan un mayor impacto en Oriente, generando inflación y burbujas de activos, y obligando a endurecer las políticas en Asia.

Mientras que el mundo globalizado se enfrenta a su peor crisis desde la década de 1930, la formulación de políticas sigue siendo experimental. En Occidente, los límites de los estímulos fiscales han alcanzado su tope.

Algunos países como Grecia, Irlanda y España se han visto obligados a ajustar abruptamente su política fiscal. En Reino Unido comienza ahora y en EE UU no hay más apetito para la expansión fiscal. La política monetaria se ha convertido en la palanca clave. La impresión es que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, se inclinará por la fabricación de más dinero. En Reino Unido, el banco central también está dividido pero puede inclinarse hacia una mayor flexibilización. Pero el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King reclamó el pasado 19 de octubre un "gran acuerdo" mundial. La insinuación era que debería existir una coordinación de la política monetaria global y ajustes en las tasas de cambio. Si China aprecia su tasa de cambio, ayudaría a reducir la inflación e impedirá la burbuja de activos, sin tener que elevar las tasas. King parecía sugerir que Occidente necesita de Oriente. Para ello apuntó a la reunión del G-20 en noviembre.

Por Ian Campbell.

Archivado En

_
_