Liquidez y capital, por este orden
El comité de reguladores financieros comienza a poner orden al calendario de requisitos que deberá cumplir la banca en el futuro. Ha establecido que en la cumbre del G-20, que se celebra en noviembre, se exija a todas las entidades que dispongan de liquidez suficiente como para soportar un mes de cierre de los mercados en los que se abastecen, lo que supone disponer en la caja de recursos para afrontar la hipótesis más extrema de refinanciación. En todo caso, la red de protección de los bancos centrales tendrá que tener siempre la espoleta preparada, por abundante que sea la confianza que reine en el mercado.
En materia de capital, los supervisores quieren dilatar la exigencia adicional a las entidades sistémicas, entre las que hay al menos dos españolas reconocidas que operan en varios mercados de distintas áreas monetarias. Desde luego que a más riesgo, más capital. Pero no estaría de más hacer distingos en función del modelo de expansión y explotación. Los españoles, entre los mejor capitalizados del mundo, operan con filiales que extraen la financiación, de origen minorista, y expanden el crédito, dentro de las fronteras naturales, y huyen de la banca de inversión. ¿Deben ser medidos por el rasero de la banca de inversión, de quienes han abusado de financiación mayorista y expandido el riesgo urbi et orbe?