G20, última oportunidad para evitar la batalla de las divisas
La Asamblea del FMI se cerró el sábado sin resultados tangibles a corto plazo para solucionar una emergente batalla de divisas. El Fondo queda como árbitro de la disputa pero carece de poder para forzar cambios. El G20, que se celebra en un mes en Corea, será una oportunidad crítica para evitar la escalada de las tensiones.
Analista, juez y árbitro". Estos son los papeles que han conferido al director gerente del FMI, actualmente Dominique Strauss-Kahn, los 187 países que forman parte de este organismo internacional. Pero más allá que una reforzada labor de vigilancia, mediante nuevos estudios sobre los efectos sistémicos que las políticas de una potencia puede causar sobre otra o sobre la economía globalizada, y la persuasión, el Fondo carece de herramientas para forzar la cooperación de sus miembros y dar solución a corto plazo a un problema que emerge ahora.
El Fondo, pues, no puede evitar, de momento la escalada de las tensiones, algo que dominará la agenda de las reuniones de la cumbre del G20.
La cita es en Corea del Sur los próximos 11 y 12 de noviembre y tanto EE UU como Brasil quieren que la cuestión sea tratada de manera prioritaria. El objetivo del Tesoro estadounidense es que China abandone la intervención de renminbi y deje fluctuar su divisa para poder tener una relación menos desigual con este país asiático. Es algo en lo que encuentra la simpatía de la UE y Japón.
La cumbre, quinta de una ronda que empezó con un fuerte espíritu de cooperación para coordinar una respuesta a la crisis global, se anticipa como delicada. Strauss-Kahn cree que ese ánimo de cooperación está desvaneciéndose.
Y China, que ya ha reiterado que su camino es el de la lenta gradualidad, no es el único punto de fricción. Los presidentes y primeros ministros se darán cita apenas unos días después de que la Reserva Federal se reúna (2 y 3 de noviembre). Esta reunión estará vigilada desde varios puntos del planeta porque dado el lento avance de la recuperación en la primera economía del mundo, la Fed se inclina por una segunda ronda de estímulo monetario cuantitativo que presionará aún más a la baja al dólar.
Moneda ancla
Es algo que se trasladará a las divisas ligadas al dólar, "la moneda ancla", como la definió el ministro de finanzas brasileño, Guido Mantega.
Otros países emergentes tienen el problema, como explicó Mantega, de que los flujos de capitales internacionales están concentrándose en estas economías con potencial y crecimiento porque las desarrolladas no crecen lo suficiente y sus bajos tipos de interés no permiten rentabilidad. Eso está recalentando el valor de las monedas de los emergentes, con altos tipos, y restándoles competitividad, motivo por el cual se está interviniendo en Filipinas, Tailandia, India y Brasil. Zhou Xiaochuan, responsable del banco central chino, coincide en el análisis.
Mantega quiere que en el G20, países desarrollados como EE UU y Alemania se comprometan a revitalizar sus demandas internas mediante estímulos fiscales y no monetarios que tienen un efecto mayor en las divisas.
El G20 se plantea como una cita crucial porque una escalada en la guerra de divisas puede abrir una guerra comercial. En EE UU hay un creciente sentimiento popular anti-chino y hay varias iniciativas proteccionistas en este sentido. Los socios del FMI acordaron renunciar al proteccionismo pero la amenaza permanece y puede haber un déjà vu. En la Gran Depresión, los problemas se agravaron por este motivo.
Frases para una cumbre
Jean-Claude Trichet: Sobre el dólar débil. "Comparto la perspectiva expresada por las autoridades de Estados Unidos de que para el país es mejor un dólar fuerte".Dominique Strauss-Kahn: Sobre las tensiones en la cooperación. "No hay una solución local para una crisis global"Zhou Xhiaochuan: "China necesita un sistema de tipos de mercado, pero de forma gradual"
No son las monedas, sino los desequilibrios
El problema no son las divisas, sino los desequilibrios económicos. Esa es la teoría, ampliamente compartida, de Dominique Strauss-Kahn para explicar la actual crisis con los tipos de cambio.Para el director gerente del FMI es claro que la economía mundial no está saliendo, por el momento muy equilibrada de la crisis. Se llegó a esta situación en parte por el desequilibro, grandes cantidades de dinero de países emergentes permitieron el desarrollo de actividades de alto riesgo financieras que dieron lugar a la burbuja de la vivienda y las inversiones en titulizaciones en EE UU. Y ahora este desequilibrio se mantiene.Hay países con elevados superávits, ingentes cantidades de reservas, y escasa demanda interna que están dominando las exportaciones. China es el ejemplo más prominente porque además su tipo de cambio está intervenido y su moneda está infravalorada. Hay otros países con fuertes déficits, que tienen las manos atadas para competir con los gigantes comerciales motivo por el cual, durante la crisis, es difícil encontrar una salida pues apenas hay demanda interna en el país ni se puede competir por la externa. Es el caso de EE UU que con un dólar débil puede, en teoría competir mejor.Otras grandes potencias como Japón y la UE tienen también la demanda interna por activar y el país asiático ya ha intervenido en su moneda, sin ningún éxito, para reactivar su competitividad externa.Los 187 miembros del FMI reconocieron en la Asamblea que es necesario un sano reequilibrio aunque este no será fácil (está por ver que con su capacidad industrial reducida en los últimos años EE UU pueda competir con fuerte), ni está a la vuelta de la esquina.