"¿La huelga?, eso es algo que no va conmigo"
Algunos trabajadores combinaban ayer apatía y resignación
Considera que trabaja desde hace demasiado poco como para que le huelga sea algo que le ataña. "Eso no va conmigo", dice el joven camarero de una cafetería en la céntrica estación de Atocha de Madrid mientras echa una mirada de soslayo a su jefe. Son poco más de las ocho y media de la mañana y no hay demasiado trajín en uno de los puntos más bulliciosos de la ciudad en hora punta.
Lleva ahí desde las seis y "todo normal". Su padre le acercó en coche. Un medio por el que optaron también muchos otros trabajadores ante la perspectiva de paros en el transporte público. Consecuencia, un tráfico visiblemente mayor y menos viajeros que de costumbre.
¿Viajar? Suprimido
En la estación resuena el eco de una voz por megafonía: el AVE procedente de Barcelona ya se encuentra en la vía. Las pantallas de salida de los trenes de largo recorrido llevan un mensaje distinto: las letras de los paneles anuncian con un naranja estridente que todos los trayectos han sido "suprimidos". "Hoy no sale ningún tren", confirman en atención al cliente. En la sala sólo hay empleados y dos turistas despistados.
Cercanías es otra historia. Algunos viajeros se agolpan frente a un mosaico con los horarios de los servicios mínimos a poco de cumplirse las ocho en punto en la estación de Príncipe Pío. Uno de ellos, sin entender nada, pregunta a un revisor. "¿Y tengo que esperar una hora? Bueno". Los habituales gestos de seriedad y somnolencia que abundan a esas horas en cualquier gran ciudad se combinaban ayer con la resignación.
En la cafetería de Atocha, dos trabajadores afiliados a CC OO se desayunan unas cervezas. "Llevamos toda la noche" dice uno de ellos a modo de disculpa. "Hemos estado en las cocheras esta madrugada y allí ha habido palos. Han sido los municipales vestidos de paisano con las porras a la espalda.
A primeras horas del día en Atocha prácticamente no había un alma salvo en los andenes centrales en los que durante más de 15 minutos un goteo de viajeros ha reunido una multitud ¿La estación? "La estación está tranquila".
Una Gran Vía para los sindicatos
Unos pocos cientos de personas enfilaron ayer una de las principales arterias comerciales de la capital: la Gran Vía de Madrid. A su paso, la mayor parte de los comercios echaban el cierre para abrir inmediatamente después, tras comprobar que los manifestantes habían puesto tierra de por medio.A ambos lados de la calle, los policías nacionales se apostaban a las puertas de los pocos establecimientos que decidían mantenerse abiertos. Al tiempo, unos pocos empleados exhibieron incluso una actitud desafiante que consiguió caldear a la muchedumbre.Se produjeron algunos momentos puntuales de tensión entre fuerzas de seguridad y huelguistas. Pero a pesar de los tiras y aflojas, los manifestantes llegaron sin problemas a la Plaza de España con un tráfico peleando su espacio.Allí podía verse a una joven en bicicleta con un letrero: "Precaria". A unos metros un hombre portaba un curioso atrezo: un yugo y una lápida de cartón. A su lado dos mujeres indignadas: "¿Por qué tiene que ir a la huelga todo el mundo?". Y una pancarta que rezaba: "Gracias por mi futuro".