Los chicos raros de la clase
Aunque cada vez es menos extraño encontrar perfiles ajenos al mundo de los negocios en un MBA, algunos colectivos siguen echándose en falta.
La imagen que uno suele tener de una escuela de negocios es un aula repleta de ejecutivos trajeados pendientes todo el día del correo electrónico, pero si entra a una clase podría llevarse más de una sorpresa. Si bien es cierto que la mayoría de matriculados en este tipo de programas son economistas y licenciados en Administración y Dirección de Empresas, cada vez es menos raro encontrar gente ajena al mundo de los negocios. "Tenemos mucha variedad en cuanto a perfiles y nacionalidades", corrobora Javier Muñoz, director de admisiones del IESE. De acuerdo con Muñoz, dos tercios de los 290 matriculados en el MBA que empezó este mes proceden de actividades vinculadas a la administración de empresas y a la ingeniería. Pero otro tercio de la población llega de mundos muy diferentes. "Todos los años tenemos un médico, un profesional en biotecnología o farmacia, un periodista, arquitecto, militar, deportista o emprendedor, gente que no se corresponde con el perfil tradicional de nuestros estudiantes, pero que tiene interés en dirigir o crear su propia empresa, que es para lo que sirve un MBA", explica.
Este último punto es importante porque el caso del IESE es un tanto excepcional. Desde su creación hace más de un siglo en Estados Unidos, el MBA es un posgrado que prepara para asumir puestos de responsabilidad en una empresa. Si nos atenemos a esta definición, cualquier persona interesada en dirigir una compañía, independientemente de su formación o actividad, puede estudiar un programa de este tipo. En la práctica, sin embargo, hay ciertos colectivos que tradicionalmente se han mostrado más reacios que otros a encerrarse dos años en un aula. "En 20 años de experiencia, he conocido perfiles de todo tipo, desde oftalmólogos hasta militares. Pero echo en falta la presencia de artistas y periodistas", dice Ramón Aragón, director de relaciones externas de ESCP Europe, la escuela de negocios más antigua del mundo (191 años), con campus en Madrid, Berlín, Londres, París y Turín. "En promociones anteriores hemos tenido directivos de fundaciones, museos y la Unesco, por ejemplo, pero no artistas", precisa.
Según Aragón, el desapego de estos grupos a la formación ejecutiva se debe al desconocimiento de las posibilidades que ofrece un programa de esta naturaleza. "Algunos colectivos no son conscientes de que un MBA ayuda a que tu trabajo sea más fácil y productivo al enseñarte a realizar de forma más sencilla tareas diarias relacionadas con la gestión del tiempo y las personas", explica. "También es cierto que son colectivos a los que las escuelas de negocios hemos tenido algo olvidados", añade.
Cuestión de actitud
Martín Hernández-Palacios, director general de Aliter, escuela de negocios que ofrece másteres en Biotecnología, Nanotecnología y Comercio Exterior, entre otros temas, opina que el mayor o menor interés que despierta la educación ejecutiva no es tanto una cuestión de gremio como de actitud. "Puede haber abogados que después de conseguir su licenciatura quieran seguir formándose o no, mientras que hay otras personas que no se contentan con un solo máster sino que acabado uno empiezan otro o toman cursos cortos", precisa. En este sentido, señala que quienes son poco propensos a realizar un máster de negocios son personas que "creen que se lo saben todo", generalmente, empresarios hechos a sí mismos que piensan que la experiencia es más importante que la formación. "Son gente que ha tenido éxito en la vida sin pasar por un aula y cree que puede continuar así", agrega.
En la misma línea, José Poblaciones, director de admisiones de Esade, sostiene que considerando que el fin de un MBA es formar empresarios, el grado de interés en un máster de negocios puede ser inversamente proporcional a la intensidad de la vocación de cada persona. "El que quiere ser médico quiere ejercer la medicina, no dirigir un hospital. El que quiere ser militar, quiere comandar tropas, no dirigir un cuartel. Entonces, es más difícil encontrar en una escuela de negocios al profesional que tiene una pasión muy grande por su carrera", explica. Advierte también que algunos grupos como los médicos son más endogámicos que otros. "Pero eso no genera tanta riqueza como el intercambio de experiencias con otras profesiones, algo que ofrece un MBA".
Deportistas, poetas, autónomos
Eduardo Fernández-Cantelli, director general de marketing y mercados de IE Business School, afirma que cualquier colectivo que contribuya a representar el compromiso de la escuela con la diversidad es bienvenido. Sin embargo, reconoce que algunos grupos son minoritarios, en buena cuenta porque todos sus programas tienen un sesgo empresarial. "No están dirigidos a deportistas sino a gente del mundo del deporte interesada en la gestión. Lo mismo puede decirse de los artistas. Hará nuestro máster el poeta interesado en gestionar una empresa", aclara.
Un caso interesante es el de los autónomos. Al inicio de su trayectoria normalmente les basta con las habilidades propias de su oficio o profesión para desenvolverse con soltura en el mercado laboral, pero tan pronto como su actividad crece empiezan a sentir la necesidad de adquirir nuevas destrezas. "La mayoría empieza como autónomo para después volverse empresario. A veces, cuando dan este paso, la estructura empieza a quedarles grande y ciertas herramientas de gestión se les escapan de las manos. Entonces descubren la utilidad de hacer un MBA", comenta Poblaciones.
Los ingenieros, de construir puentes a dirigir personas
Entre los colectivos que son más propensos a hacer un MBA, además de los consabidos licenciados en Administración y economistas, destacan los ingenieros, "porque son conscientes de que en algún momento de su carrera van a necesitar herramientas de gestión", afirma Eduardo Fernández-Cantelli, de IE Business School.Una apreciación en la que coincide José Poblaciones, de Esade. "Los ingenieros empiezan su carrera construyendo puentes y carreteras, pero a la larga acaban gestionando grupos de personas", dice. Matemáticos, físicos, biólogos y arquitectos, profesiones todas ellas de índole muy técnico, son también perfiles "claramente Executive MBA", añade.
Militares. El liderazgo no es cuestión de galones
A diferencia del mundo anglosajón, en España no es tan común encontrar militares en las escuelas de negocios, por lo menos no a los que están en servicio activo. "No falta gente que proviene de academias militares y que después ingresa en el mercado de la consultoría o la banca, donde al igual que en el Ejército, se viven situaciones de mucha presión", comenta Javier Muñoz, director de admisiones del IESE. Similar es la apreciación de José Poblaciones, director de admisiones de Esade. "Militares, cero. Ellos tienen sus propios másteres para ir ascendiendo dentro del propio Ejército. Pero sí es verdad que las escuelas se están acercando a este colectivo porque se trata de un perfil bastante interesante", dice.Precisa que, siendo la del Ejército una estructura muy jerárquica, cada vez más militares se están dando cuenta de que "el liderazgo no es una cuestión de galones", y un máster de negocios puede aportarles herramientas de gestión y estrategia que resultan muy útiles a la hora de dirigir un cuerpo de hombres bajo situaciones de extrema presión.De otro lado, Muñoz señala que lo atractivo que resulta para los grandes laboratorios contar en sus filas con médicos que, además de operar, dominan temas de gestión, está provocando que cada vez más profesionales de la sanidad se animen a hacer un MBA.
Viticultores. Prácticas pagadas en la misma bodega
Fernando Garrido, director de la Escuela de Organización Industrial (EOI), señala que actualmente la oferta académica por parte de las escuelas de negocios es muy amplia y abarca todas las temáticas imaginables. "Existen centros especializados en la formación de periodistas, deportistas o artistas que, a bote pronto, podrían parecer los colectivos más reacios a realizar un máster", dice. Sin embargo, advierte que existen colectivos muy específicos que hasta el momento no encontraban una oferta sugerente que cubriese sus necesidades o intereses.En EOI han identificado dos grupos en particular que considera desatendidos: viticultores y ejecutivos de la mediana empresa. Por eso, en colaboración con la Fundación Tierra de Viñedos, EOI ha organizado un programa destinado a formar expertos en la internacionalización del sector vitivinícola. "La demanda por parte de este sector es tal que el programa incluye prácticas remuneradas de seis meses de duración en la propia bodega", destaca.En relación al segundo colectivo, indica que EOI ofrece un MBA en dirección de la mediana empresa junto con la Asociación de Empresarios del Henares y la Fundación Numa. "La oferta se limitaba a los emprendedores y a los directivos de grandes empresas, dejando de lado a este sector fundamental de nuestra economía".