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El Benelux, descabezado

Casi nadie le da importancia, pero Bélgica y Holanda llevan más de 100 días con Gobiernos en funciones (hoy cumplen 101 y 104, respectivamente). Los dos países afrontan una situación tan inestable con una aparente impasibilidad social y política. Pero el descabezamiento del Benelux -sólo el Gobierno de Luxemburgo -y su comisaria Reding ;) cuenta con plenos poderes en estos momentos- no resulta tan inocuo a nivel internacional y económico.

La imposibilidad de formar Gobierno tras las elecciones en Bélgica (13 de junio) y Holanda (9 de junio) impide a los dos países adoptar posiciones en los temas de la agenda comunitaria más sensibles.

Ambas naciones, por ejemplo, son piezas claves en la candente renegociación de la presencia europea en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional. Y el visto bueno de Holanda, además, resulta imprescindible para que Bruselas pueda aceptar el próximo mes de octubre la candidatura de Serbia al ingreso en la UE, un beneplácito bloqueado por el anterior parlamento holandés.

Pero ni la clase política belga ni la holandesa parecen sentirse agobiados por los problemas que puedan generar a sus socios comunitarios. Saben que, como países pudientes y estables que son, Holanda y Bélgica pueden permitirse negociar coaliciones gubernamentales durante meses sin exponerse al caos social y político.

Quizá la presión de los todopoderosos mercados pudiera acelerar el proceso. Y en ese terreno, Bélgica, con una galopante deuda pública de de más de 300.000 millones de euros (equivalente al 96,7% de su Producto Interior Bruto), se presenta como el eslabón más débil.

La semana pasada, el influyente Financial Times ya intentaba colocar al país de Brel en el punto de mira de los inversores. Para el FT, el diferencial de 80 puntos básicos entre la rentabilidad del bono belga y el alemán no refleja de manera adecuada la tensión política del plat pays.

Desde entonces, el diferencial sólo se ha abierto en seis puntos básicos. Pero por algo se empieza. Y, por supuesto, el rotativo británico extrapolaba a todo el continente el remoto riesgo de un estallido de Bélgica. "Bélgica es como la zona euro en miniatura. Si 10 millones de belgas ricos no se soportan entre sí, los augurios para Europa tampoco son buenos".

Foto: exposición de modistos belgas a partir de ropa de segunda mano, en la sede del Consejo Europeo en Bruselas (B. dM., julio 2010).

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