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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Iberia asume el reto de reinventarse

Crisis prolongada equivale a necesidad imperiosa de cambio en las empresas. Tres años de fuerte ajuste obligan a adaptarse a un entorno que, en el caso español, viene acompañado por serias dudas sobre el devenir de nuestra economía a medio y largo plazo. Apertura de nuevos mercados, cierre de actividades, creación de otras, implantación acelerada de tecnologías novedosas, lanzamiento de más productos, desarrollo de marcas blancas... todo puede valer para salir victorioso en este entorno.

Iberia puede servir como ejemplo de esta necesidad de adaptarse al medio. Tras un 2009 durísimo para el sector y con la presión permanente que supone la agresiva política de las aerolíneas de bajo coste, la compañía de bandera ha conseguido remontar el vuelo en el primer semestre y espera consolidar esa mejora en el segundo. La entrada en nuevos negocios ha contribuido a esta evolución. Uno de ellos es el desarrollo del transporte de carga perecedera entre España y América Latina. La aerolínea se ha propuesto desempeñar en este campo el mismo rol que juega en el transporte de pasajeros entre ambos continentes. Ha creado una central frigorífica de carga en Madrid y ha adquirido una flota de camiones con el objetivo de distribuir pescado, carne, fruta y flores desde el Nuevo Continente hacia Europa y viceversa.

Pero hay muchos más ejemplos de adaptación al medio. Ante la sensibilidad del consumidor al factor precio, Carrefour, por ejemplo, proyecta reenfocar sus ventas hacia productos con marca propia, emulando a Ikea. Otras firmas miran al exterior para evitar la crisis; no en vano la internacionalización es uno de los pocos vectores de desarrollo empresarial que se está activando en los últimos meses. Hace escasos días, ACS lanzaba un opa sobre la alemana Hochtief para ganar balance y reducir su exposición a la construcción doméstica. Renfe, por su parte, intenta explotar trenes de alta velocidad y convencionales en Arabia, Reino Unido, Francia, Brasil o Argelia. La pujante industria española de energías renovables se expande con fuerza fuera. Gamesa acaba de anunciar que construirá una nueva fábrica en China, y su actividad doméstica sólo supone ya el 11% de su negocio.

Hay más ejemplos que demuestran que la actividad empresarial, ante la sordina que provoca en la demanda interna el poco brío de la economía, bascula hacia la internacionalización y la entrada en nuevos nichos de negocio. Al esfuerzo de los emprendedores sería conveniente añadir un apoyo eficaz de las Administraciones, cuya colaboración brilla por su ausencia. Cabe aplaudir iniciativas como la que pone en marcha esta semana la Administración para coordinar con las comunidades autónomas los planes de apoyo al comercio exterior. El dilema es adaptarse o penar.

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