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A fondo

Cómo encajar a 26.000 empleados de siete cajas

Los sindicatos quieren llegar mañana a un compromiso de que no habrá despidos.

Los 26.000 empleados que forman las plantillas de las siete cajas de ahorros que se unirán en torno a Caja Madrid y Bancaja van a estar pendientes del resultado de la reunión donde se encontrarán mañana la dirección de las entidades financieras y los sindicatos representados en los comités. El objetivo es alcanzar un "pacto de garantías" antes de que el próximo día 14 se celebren las asambleas generales de las siete cajas y se dé el visto bueno final a la fusión virtual a través de un Sistema Institucional de Protección (SIP) .

Uno de los principales temores de los trabajadores de las cajas de ahorros implicadas en los procesos de reestructuración del sistema financiero español era, y sigue siendo, el futuro de sus puestos de trabajo. La superposición de redes, cuando no un exceso de oficinas, obligará a cerrar sucursales, lo que, unido a una necesidad de rebajar costes, conllevará con seguridad ajustes en las plantillas actuales. En el caso del SIP que forman Caja Madrid, Bancaja, Caja Insular de Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, los contactos para encajar a los 26.000 empleados de las 4.500 oficinas en total se iniciaron el pasado jueves.

En aquella reunión, los representantes de los departamentos de recursos humanos de las cajas y los de los sindicatos -cinco de CC OO, tres de UGT y dos de la Confederación Intersindical de Cajas (CIC), a la que pertenece SATE, el sindicato mayoritario en Bancaja- alcanzaron un acuerdo para que, antes de las asambleas del día 14, se presente un documento en el que se traten tres asuntos básicos: un compromiso de que no habrá despidos, las condiciones básicas de los planes de prejubilaciones y, finalmente, las de posibles traslados de empleados a otros destinos por la reordenación de las redes.

Aunque aparentemente los despidos o las prejubilaciones son los aspectos que más atención podrían despertar, lo cierto es que, según fuentes sindicales, lo realmente importante y que supondrá un mayor esfuerzo negociador es, precisamente, el último punto.

"Ya no se trata únicamente de mantener las condiciones de trabajo actuales si no de las expectativas que se tienen en el puesto que se ocupa y que se puede frustrar por la reordenación de redes", explica Juan Pérez, secretario general de SATE.

El problema surge por las muy diferentes condiciones laborales que existen entre las siete cajas que participan en el acuerdo. Una hipótesis: "Si un empleado de Bancaja tuviese que pasar a trabajar a una oficina de Caja Insular de Canarias tras la reorganización, sus condiciones laborales serían distintas a las de sus compañeros y, sus expectativas de progreso dentro de la empresa habrían variado notablemente", explica el dirigente sindical.

Si los responsables de recursos humanos de las cajas y la representación sindical alcanzan un acuerdo, aunque sea inicial, en estos tres puntos, las asambleas contarían con el voto favorable de los trabajadores. De momento, sólo Comisiones Obreras se ha decantado favorablemente por la fusión, mientras que UGT y SATE han vinculado su aprobación a los acuerdos que se alcancen para salvaguardar las plantillas y sus derechos.

Sin embargo, este será un primer paso de un proceso mucho más complejo que se puede alargar durante varios meses. Lo reconocen tanto las cajas, que esperaban llegar a las asambleas sin haberse visto forzadas a tomar ningún compromiso, y los sindicatos, que tienen un objetivo de máximos que consiste en equiparar a la totalidad de la plantilla por la parte de arriba, es decir, tomando lo mejor de cada uno de los convenios.

Así, los beneficios sociales que individualmente tiene cada entidad porque se han negociado a lo largo de los años se convierten en objeto de deseo común del resto. Por ejemplo, Caja Madrid tiene préstamos especiales para sus empleados para el cambio de vivienda o créditos para financiar una excedencia por maternidad. También tiene más días de vacaciones para los empleados más antiguos. Y en Caja Segovia tienen lote de Navidad. Nada ha quedado por escrutar por parte de los sindicatos durante un mes de agosto en el que no se han tomado vacaciones ante el proceso que les viene.

Mucho por negociar en el complejo encaje de bolillos que supondrá la fusión de siete entidades para crear la mayor caja de ahorros por activos de España.

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