El juego de Sanofi y Genzyme
Déjenme entrar y podríamos negociar un precio más alto". Es, en pocas palabras, el mensaje que el consejero delegado de la farmacéutica francesa Sanofi-Aventis, Chris Viehbacher, le está enviando a la dirección de Genzyme, después de hacer pública su oferta de 14.500 millones de euros para comprar la compañía estadounidense de biotecnología. La oferta de pago en efectivo intenta mostrar que la propuesta de la compañía gala va en serio. Pero la baja oferta de 69 dólares por acción ha fallado, tras no tener una respuesta del consejo de administración de Genzyme.
Uno de los problemas es que el precio difícilmente convenza a los accionistas de Genzyme. Pese a que la prima ascendía a cerca del 30% antes de que los rumores comenzaran a elevarla hace un mes atrás. El otro problema es que sin la cooperación de Genzyme, los accionistas de la compañía estadounidense saben que cualquier mejora en la oferta estaría limitada por la incertidumbre. Esto se debe a que, para tener una mayor claridad, el grupo francés prefiere echar un vistazo primero a su balance para evaluar la magnitud de los problemas industriales causados por Genzyme y que le han obligado a operar bajo la estrecha vigilancia de la Food and Drug Administration.
Así que el movimiento de Viehbacher podría parecer un paso hacia la hostilidad y Sanofi debería evitar ese camino. Más bien, el grupo francés ha apostado por hacer pública su oferta con la esperanza de que algunos accionistas de Genzyme puedan presionar al consejo a sentarse a negociar un precio más alto y cerrar así la operación con un acuerdo amistoso.
Después de todo, Sanofi puede darse el lujo de pagar más. Por ejemplo, 77 dólares por acción lo que estaría en un término medio entre la oferta actual y el precio que a Genzyme le gustaría pactar. Pero por ahora Sanofi no quiere ofrecer un precio más elevado, hasta saber que es lo que compra exactamente, mientras que Genzyme no dejará que entre sin ofrecer un precio mayor. Es el juego de la gallinita ciega.
Pierre Briançon