Una solución definitiva en el control aéreo
Los controladores aéreos aceptaron ayer en asamblea el acuerdo de mínimos que su sindicato USCA pactó con AENA la semana pasada. Con ello, se establece un marco laboral base para negociar el nuevo convenio que debería perdurar en los próximos años y, muy especialmente, pacificar un colectivo caracterizado por una conflictividad pertinaz, generalmente canalizada bordeando los márgenes de la ley. A diferencia de otros trabajadores, los controladores no han convocado huelgas, sino que han preferido mantener sus salarios íntegros y acudir a fórmulas torticeras como trabajar a reglamento, darse masivamente de baja médica o anunciar los paros sin precisar la fecha. Los antecedentes, pues, no son los mejores. Hay que confiar en que el buen hacer de AENA y del Ministerio de Fomento, que han acabado por imponer el grueso de sus exigencias, haya servido para que los controladores acepten jugar limpio y ceder parte de unos privilegios que casi todos los ciudadanos ven como escandalosos.
Habrá que esperar a ver su posición cuando en septiembre se inicien las negociaciones del nuevo convenio colectivo. Entonces se podrá medir si el problema que han venido causando al transporte aéreo está solventado o es sólo, como ha sugerido algún dirigente sindical, una "tregua" pasajera. En tal caso, de poco serviría lo logrado ahora.
El daño que pueden infligir colectivos como los controladores a la economía española, muy dependiente del turismo, es patente. Las patronales turísticas respondieron con inusitada, y justificada, dureza cuando a principios de agosto los controladores amenazaron con una huelga en plena campaña estival. No es para menos. Algunos touroperadores europeos llegaron a recomendar cambiar destinos españoles por otros. Aquella amenaza fue un chantaje insoportable con los ciudadanos que iniciaban vacaciones como rehenes, pero más cuando millones de españoles están en paro como consecuencia de la profunda crisis.
La llegada de turistas disfrutará este verano de una mejora respecto al pasado año. El avance se producirá principalmente por la entrada de más británicos, el principal mercado emisor, que con la fortaleza de la libra han abaratado su estancia en España, y por la recuperación de Canarias como destino gracias al aumento de vuelos que llevan a las islas dos millones más de personas. En ambos casos, el avión es casi el único el medio de transporte, por lo que una huelga de los controladores habría supuesto un desastre.
Es deseable que la responsabilidad que los controladores alegan haber demostrado desconvocando la huelga no sea efímera. Pero no estaría de más que el Gobierno se decida de una vez a regular el derecho de huelga de los servicios públicos, para evitar que episodios semejantes se reproduzcan como viene ocurriendo cada periodo vacacional, y no sólo en este colectivo.