El doble rasero de los test de estrés
En junio, el BCE prestó a los bancos españoles 126.000 millones de euros (el 25% del total puesto en el sistema), lo cual es mucho en cuantía y proporción. Queda claro que a los bancos españoles, más allá de que sea más barato, no les ha quedado otro remedio que apoyarse en el BCE. Los motivos esgrimidos para "cerrar el grifo" tienen que ver con un problema percibido de solvencia. El mercado demanda sobrecapitalizar los bancos más allá del escenario más probable; reclama que los fondos propios cubran sus necesidades para el peor de los escenarios. Qué se entiende por cada uno de estos dos escenarios (normal y estresado) es fuente de problemas, puesto que implícitamente se llega a requerir que los bancos españoles estén preparados para un escenario remoto por improbable. Definir el exceso de capital necesario a partir de la marginalidad (escenarios de tensión severos) está bien; hacerlo basándose en lo remotísimo (default del Tesoro español) es inadecuado.
Ya sabemos lo que va a mostrar el stress test. Una potencial necesidad de capital para el sistema bancario español que se viene a cifrar en los 20.000 millones de euros como mínimo. Las herramientas que permitirán abordar cualquier proceso de recapitalización en un entorno estable son críticas. El FROB es una de ellas. Los 99.000 millones de euros que ofrece alcanzarían para sostener dinámicas adversas en los mercados de capitales. El rol del BCE y la gestión de las herramientas de liquidez parece también crítico. Pero, recuerden algunas cosas que se hablan en voz queda: España va a hacer el mayor ejercicio de transparencia de todos los sistemas financieros que nos circundan. ¿No les gustaría que a todos se les exigiera el mismo baremo? El test va a señalar a entidades italianas, portuguesas, pero también alemanas.
El riesgo del sistema parece acotado. Y al igual que la transparencia del Estado y el Tesoro ha logrado revertir la dinámica en las subastas de deuda pública, esperamos que el test de esfuerzo abra los mercados a nuestras entidades. España necesita abordar sus problemas, no prepararse para su defunción, como exigen algunos.
Juan Luis García Alejo. Director general de Inversis