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¿Sobrevivirá el euro?

"It will survive - Sobrevivirá", es la respuesta oficial de Bruselas a las dudas sobre el futuro del euro. Fuera de micrófono, sin embargo, la confianza se resquebraja. Y comisarios, europarlamentarios y diplomáticos coinciden en que la supervivencia del euro requiere un salto político en la integración económica tan atrevido como el que se dio hace más de una década para fusionar 11 monedas nacionales (entre ellas, la peseta).

La unión económica, para completar la monetaria, implica cesiones de soberanía nacional en terrenos tan sensibles como los planes presupuestarios, la coordinación de impuestos o la política laboral y de pensiones. Más temprano que tarde, la creciente integración puede imponer también la necesidad de compartir recursos a través de un Tesoro europeo que ahora suena tan utópico como el BCE en los años 70.

"Los mercados están apostando a que no estamos dispuestos a dar el salto necesario", me comenta un alto cargo comunitario. "Y mientras no se despeje esa duda, continuará la presión".

La diferencia con la etapa previa al euro es que en estos momentos la opinión pública de muchos países recela de una estructura supranacional difícil de controlar democráticamente. Y los propios Gobiernos de la zona euro desconfían de instituciones como la Comisión Europea que, supuestamente, velan por el bien común.

Para colmo, según el análisis privado de destacadas figuras de la vida comunitaria, la crisis coincide con un deterioro de la convivencia política en toda Europa. El supuesto liderazgo de Merkel y Sarkozy parece agotado y sólo se manifiesta en demagógicas iniciativas conjuntas para intentar demostrar que el eje sigue girando. La socialdemocracia también ha sido prácticamente barrida del mapa de la eurozona, con la excepción casi única de los tres países más castigados por los mercados (Grecia, Portugal y España).

Con ese clima, la zona euro, arrastrada por Berlín, sigue concentrada en dotarse de un arsenal de sanciones que, como ya se ha demostrado con el fallido Pacto de Estabilidad, nunca podrán aplicarse. En cambio, silencia cualquier análisis político de alcance sobre la voluntad (o no) de continuar juntos hacia delante. "Al final, tendrá que plantearse ese debate", me dice un veterano europeísta, "porque lo único que está claro es que, en un mundo globalizado, ningún país europeo podrá sobrevivir por su cuenta". ¿Compartirá Alemania esa conclusión? Veremos. La protagonista de la canción de Gloria Gaynor también pensaba que "I could never live without you by my side".

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