El BPI: Los tipos muy bajos pueden retrasar el ajuste y provocar nuevas crisis
El Banco de Pagos Internacionales (BPI) considera que la política monetaria adoptada en respuesta a la crisis por los bancos centrales de numerosos países como EE UU, Japón y Reino Unido, así como en la zona euro, de mantener los tipos de interés a niveles excepcionalmente bajos, puede retrasar los necesarios ajustes de la economía y el sector financiero y sembrar las semillas de nuevas crisis en el futuro.
En este sentido, la 80º edición del Informe Anual de la institución con sede en Basilea plantea los riesgos vinculados a una política monetaria excesivamente acomodaticia y recomienda a los bancos centrales una visión "a largo plazo" respecto a los riesgos para la estabilidad financiera y las distorsiones derivadas de los tipos de interés demasiado bajos.
"Los tipos de interés bajos de manera prolongada han sido identificados como uno de los factores importantes que provocaron la crisis", señala el BPI, que advierte a los banqueros centrales de la necesidad de vigilar también los efectos de sus medidas de política monetaria "no convencionales", entre las que señala las distorsiones en el mercado de bonos derivadas en los cambios de criterio de las entidades en los colaterales aceptados y en sus compras de activos.
A este respecto, el BPI advierte de que los tipos de interés excesivamente bajos retrasan el necesario ajuste de los balances tanto a nivel público como en el sector privado.
Exige a los gobiernos ajustar sus déficit
Por otro lado, el director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Jaime Caruana, considera que la reducción del déficit representa el reto "más acuciante" para las economías avanzadas, mientras que también será necesario fortalecer los balances de los bancos y concluir los acuerdos internacionales sobre la regulación del sector financiero.
"El primero y más acuciante (reto) es adoptar medidas convincentes para reducir los déficit fiscales en las economías avanzadas", afirmó Caruana. "El crecimiento global no puede sustentarse por más tiempo en la expansión fiscal. Los déficit presupuestarios estructurales en muchos países simplemente son demasiado elevados", dijo Caruana.
"Es fácil para los críticos destacar los efectos adversos que tales poíticas podrían tener sobre el crecimiento de los ingresos y el empleo a corto plazo, pero en los tiempos actuales, la alternativa de tener que hacer frente a los trastornos financieros y macroeconómicos que una pérdida repentina de confianza en los mercados podría causar sería mucho peor", añadió.
En segundo lugar, el director general del BPI subrayó la necesidad de promover por las autoridades el fortalecimiento de los balances de las entidades, así como de los cambios necesarios en el comportamiento del sector financiero.
"Las ayudas oficiales se diseñaron para facilitar los ajustes de manera ordenada, pero si se prolongan demasiado, generarán riesgo moral, desplazarán al sector privado en la intermediación financiera y crearán nuevos riesgos ocultos", advirtió Caruana.
Por otro lado, Caruana señaló que el tercer reto reside en concluir los acuerdos internacionales sobre la reforma de la regulación financiera y apuntó que, en este sentido, el riesgo sistémico debe estar contemplado en todos los aspectos de la regulación y la supervisión.
"La rápida adopción de medidas efectivas para hacer frente a estos tres retos reforzaría la confianza y ayudaría a dejar atrás la crisis financiera. En el actual contexto de fragilidad económica y financiera, la cooperación internacional es vital para restablecer la confianza", afirmó.
De este modo, el director general del BPI celebró algunas de las medidas de política recientemente adoptadas como los avances en la consolidación fiscal en numerosos países, el plan para publicar las pruebas de tensión de bancos europeos y el respaldo del G-20 al programa de reformas reguladoras.