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Sanidad de las cuentas públicas

La UE quiere reducir el déficit y EE UU, mantener los estímulos

La Reserva Federal cree que las condiciones financieras no están favoreciendo el crecimiento de la economía.

La UE y EE UU tienen distintas prioridades en la actual fase de la crisis, algo que se está poniendo de manifiesto en los días previos a la cumbre del fin de semana del G-20 en Toronto. La discrepancia gira en torno al mantenimiento de los estímulos fiscales o la alternativa de imponer medidas para sanear las cuentas públicas.

Presionados por unos mercados que ven con temor el deterioro de las finanzas públicas en unas economías con escaso potencial de crecimiento y el riesgo sistémico para la divisa común, para los europeos la tarea es reducir los déficits y la deuda. Así se deduce de la carta que el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, enviaron ayer a los países del G-20. En esta misiva apenas hay referencias directas a la necesidad de aumentar la demanda mundial, algo en lo que no hacen más que insistir los estadounidenses. La UE enfatiza que las 20 primeras economías deben empezar a recortar sus déficits en 2011 a más tardar.

El tono de la carta, en este sentido, se sienta casi al inicio al recordar que "dados los grandes riesgos para la sostenibilidad de las cuentas públicas si hay una salida tardía de los estímulos fiscales extraordinarios, el G-20 debe acordar una estrategia coordinada y diferenciada" para esta. El ejemplo extremo es el de Grecia (donde hubo ayer manifestaciones) pero las medidas de austeridad de Madrid, Berlín y Londres, son ejemplos de esa política.

También ayer, el secretario del Tesoro de EE UU, Tim Geithner y el asesor del presidente, Larry Summers, publicaron un artículo en The Wall Street Journal en el que afirmaban que el G-20 debe demostrar un compromiso para reducir los déficits "de largo plazo pero no a expensas de un crecimiento de corto plazo". "Sin crecimiento", afirman, "los déficits se incrementarán". Aunque Barack Obama respaldó las medidas de austeridad de España, recordó hace unos días a los miembros del G-20 que es muy peligroso retirar los estímulos antes de tiempo y que en otras ocasiones ha provocado una vuelta a la recesión.

Los temores a una vuelta atrás se vieron reforzados por la Fed que tras una reunión de dos días, dejó sin mover los tipos y reflejó en su comunicado un análisis algo sombrío. "En general, las condiciones financieras están respaldando menos el crecimiento económico, en buena medida reflejando lo que pasa en el extranjero".

Con todo, el análisis más negativo de ayer fue el del millonario inversor George Soros quien en una entrevista con el semanario Die Zeit dijo que el euro puede fracasar y la "peligrosa" política de austeridad alemana puede desestabilizar Europa. Sus temores no son únicos y otros gestores de hedge funds de EE UU han expresado similar frustración con Berlín.

Soros cree que Alemania está "aislada globalmente" en el debate sobre la reducción del déficit y achaca esta situación a la historia de un país más preocupado por la inflación que por las recesiones. "En el resto del mundo, la situación es la contraria", dijo.

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