"El fenómeno de la globalización de la abogacía es inevitable"
Se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Es presidente de honor de Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados), consejero de varias compañías y patrono de otras tantas fundaciones. Investido honoris causa de cuatro universidades.
Nos recibe en un despacho espacioso, austero, pero lleno de pequeños recuerdos. En la mesa, un globo terráqueo que, explica, le sirve para recordar a los jóvenes que el mundo es redondo y que todo nos repercute. El abogado que a los 27 años tomó el legado de su padre y tío para construir el que es hoy el mayor bufete de España, con 2.061 empleados y presencia en 15 países, no ha dejado de ser nunca un hombre positivo. Su frase favorita, lo confirma: "El momento más oscuro de la noche es el que precede al alba". Será uno de los 500 visionarios que Wharton School ha reunido en Madrid los días 24 y 25 de junio para dar respuestas a la crisis.
¿Cómo se sale de esta situación?
No hay alternativa al trabajo. Todo lo que merece la pena requiere un tremendo esfuerzo. Garrigues es un esfuerzo colectivo maravilloso. Nuestra firma es el resultado de sinergias entre la gente y de un sentido de equipo. Este despacho ha pasado por grandes dificultades. Hemos tenido muchos problemas como el famoso incendio del Windsor, la liquidación de Arthur Andersen, varias crisis económicas. Esto demuestra que no sólo estamos para lo bueno y lo fácil, sino para superar lo difícil.
P. Y España, ¿superará lo difícil?
Que nadie crea que somos el peor país del mundo y que todo lo que tenemos es despreciable. Que España está peor que antes, yo no lo dudo, pero así están muchos otros países. Debemos afrontar varias reformas como la laboral, fiscal, política energética, educativa y de valores, para que la innovación, productividad y competitividad se conviertan en algo prioritario. Eso requiere un mínimo de consenso político. Los pactos harían que las reformas fueran eficaces y que el sentimiento de pesimismo se fuera diluyendo y generando mayor confianza en el futuro. Por eso, el estamento político tiene que reflexionar sobre ello.
P. Su firma juega un papel destacado en la fusión de cajas...
Somos conscientes de que podemos ayudar, pero no estamos solos. España cuenta con un centro de abogacía muy bueno de grandes, medianas y pequeñas firmas. La abogacía española está jugando un papel muy importante tanto en la modernización de la profesión como en la internacionalización.
P. ¿Cree que tras esta crisis se vivirán concentraciones de bufetes?
Sin duda. Habrá, incluso, concentraciones a nivel internacional. En España veremos también más presencia extranjera y los españoles saldremos más fuera. Incluso viviremos fusiones virtuales en la abogacía, porque son rentables. El fenómeno de la globalización es absolutamente inevitable.
P. ¿Cuál es la próxima conquista de Garrigues?
Seguiremos siempre nuestro proceso de internacionalización de mano de la empresa española. Fuimos a Latinoamérica porque había mucha inversión española, también a Estados Unidos, Europa y ahora estamos en China, donde comienza a instalarse clientes españoles. Estamos pensando en la India, pero por ahora este país prohíbe la presencia de firmas extranjeras, aunque espero que lo cambien. No podemos ir a Japón, porque resulta muy caro.
P. ¿Cuál ha sido la clave en el modelo de negocio de Garrigues?
El establecimiento de carreras justas. El abogado que entra en la firma sabe que puede ascender sin barreras. Un día decidimos que los hijos de socios no podían incorporase. Somos 251 socios, si cada socio incorpora a un hijo, entonces ¿qué pensarían los que vienen detrás? No verían futuro. Una organización funciona si la carrera del abogado es clara y sabe que haciendo un esfuerzo puede llegar a formar parte de la firma y dirigirla.
P. ¿Cómo se gestiona la competitividad entre los profesionales?
En el mundo latino esta tendencia hay que combatirla permanentemente, pero le aseguro que cuando se crean este tipo de tácticas y de sistemas, esa actitud cambia.
¿Cómo ve la nueva ley de acceso a la profesión de abogados?
Estamos colaborando en la ley y vamos por buen camino. Sin anticipar nada, creo que va a funcionar adecuadamente.
"Los abogados deben hacer su propia reflexión sobre la crisis"
A Antonio Garrigues no le unen lazos especiales con Wharton. No estudió allí, pero le alegra muchísimo participar en el Foro Global de Alumnos porque cree que será transcendental. Hablará de la ética en los negocios.¿Una ponencia que cobra gran interés con la crisis?La crisis tiene su origen en el déficit ético. La codicia, la avaricia y la corrupción se apoderó del sistema. Para todas las escuelas de negocio, y Wharton no puede ser una excepción, la educación ética y responsable debe ser algo decisivo. Nos tenemos que preguntar qué tipo de persona queremos que sea el ejecutivo, cuál tiene que ser su compromiso con la sociedad. ¿Y qué tipo de ejecutivos necesitamos?Siempre hablo de que necesitamos gente profundamente positiva. No queremos catastrofistas ni optimistas utópicos, sino personas que deseen un futuro mejor. Además, este tipo de estudiantes no tienen derecho al pesimismo.Muchos no entienden que van a pagar la crisis cuando no la han generado...Esa sensación podría tornarse en virulenta en Estados Unidos. No lo entienden, pero no porque sean torpes, sino porque no se puede entender. Sorprende ver cómo la banca de inversión sigue manteniendo las mismas pasiones por el enriquecimiento rápido.¿Entonces no hemos aprendido nada?Tengo el sentimiento triste de que aprendemos poco. Algo sí, como por ejemplo, que hay que regular los movimientos financieros con más precisión. No se puede dejar al mercado financiero a su libre albedrío. Igual que se controla las leyes antimonopolio para evitar la concentración económica, también habría que protegerse de la concentración financiera.¿Y el papel de los abogados en esta crisis?También debemos hacer nuestra propia reflexión sobre la crisis. Tendríamos que imponernos un nuevo código ético. Además, todos tenemos que dar ejemplo de austeridad, pero yo soy partidario de que siempre debe hacerse por la vía de la autorregulación y de la contención. Creo que ahí si vamos a avanzar un poco y el ejemplo que han dado los políticos en ese sentido ha sido bueno.
"Lo importante es que la empresa perviva"
Garrigues está actualmente gestionada por Ricardo Gómez-Barreda y Fernando Vives, ambos socios directores. Para el hijo del fundador, "lo importante es que la empresa perviva". Comenta que hace poco asistió a un Congreso de la Empresa Familiar, cuyo mayor problema del pasado residía en la mortandad de las firmas, algo que también está cambiando. "Como la familia no firmaba protocolos, al final, la compañía terminaba desapareciendo"."Este despacho también empezó como empresa familiar" explica, pero hoy factura 334 millones de euros en 2009. Su experiencia es tan valorada en el mercado que muchas compañías acuden a pedirles consejos. "No tenemos el mínimo pudor en enseñar nuestras técnicas". Para facilitarlo, el Centro Garrigues acaba de crear un máster de servicios profesionales. "Nosotros hemos aplicado el modelo anglosajón y lo que nos gustaría explicar a los profesionales españoles -médicos, abogados, arquitectos- es que es el único que permite un ejercicio profesional rentable y sostenido".