Los periodistas aplauden al rector
Cuando José Narro habla, en su país se hace el silencio. El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es una autoridad para los suyos, me atrevo a decir que más que el presidente del Gobierno, Felipe Calderón. Pude comprobarlo durante la inauguración del II Encuentro de Rectores Universia. Los dos se medían con sus discursos sobre el estrado. Los periodistas seguimos la intervención de ambos desde unas pantallas de televisión colocadas en la sala de prensa. Las palabras de Narro fueron emotivas, sobre todo para sus compatriotas; tanto fue así que los informadores mexicanos, algo inusual porque los periodistas no somos muy dados a este tipo de cumplidos, le aplaudieron espontáneamente al finalizar. Narro no pudo escucharlos desde el auditorio, pero los extranjeros allí presentes los miramos extrañados. Pensé que era una costumbre de estos colegas, pero cuando llegó el turno de Calderón, en la sala no se inmutó nadie. En el ambiente pesaba el recorte presupuestario que pretendió el presidente del Gobierno y que finalmente fue rechazado en la Cámara de los Diputados. Repasé el discurso del rector y reparé en algunas frases contundentes como: "Tenemos que evitar que los hechos le concedan la razón a quienes piensan que el futuro ya no tiene porvenir". O esta otra, el lema de su campus: "Por mi raza hablará el espíritu".
Pero sus palabras, al margen del contenido, calan por lo que significa Narro para su país. Es una autoridad respetada dentro de México. Las cifras que gestiona marean: 300.000 alumnos, 35.000 profesores, genera el 65% de la investigación del país. La institución que gestiona es la responsable de las grandes transformaciones y de la modernización de México. ¿Cuándo alzará un rector en España la voz contra el maltrato a la educación superior y todos aplaudiremos, incluidos los periodistas?