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Columna
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La última cena de Cajasur

Cajasur ha cometido el equivalente a un suicidio. El Banco de España tomó el pasado fin de semana el control de la entidad financiera dirigida por la Iglesia católica en Córdoba tras el fracaso en el último momento de un acuerdo con Unicaja, su rival más grande en Andalucía. Cajasur es diminuta, pero la intervención es inquietante. Es también una poderosa advertencia para otras cajas de ahorros con problemas.

Que Cajasur tenía problemas era un secreto a voces. Perdió 596 millones de euros el año pasado, quedando con un capital de alrededor de 240 millones. Pero el misterio es por qué ha optado por la opción nuclear de la intervención del Banco de España en lugar de llegar a un acuerdo con Unicaja, con la que ha estado en conversaciones desde el verano pasado.

Cajasur culpa a Unicaja por no haberse comprometido de alguna manera para proteger los empleos. Pero Cajasur ahora no tendrá ningún tipo de control en ese tema. Cajasur podría ser liquidada o vendida a otra entidad, incluyendo un banco extranjero. Tal vez la caja espera poder llegar a manos de un nuevo propietario fuera de Andalucía, con un menor solapamiento y menor pérdida de trabajos, por tanto.

El episodio es un recordatorio de que reestructurar las cajas de ahorros, que están principalmente controladas por políticos, nunca es sencillo. La única otra entidad intervenida el año pasado fue Caja Castilla La Mancha (CCM). Una vez que la nueva administración entró, quedó claro que el estado de su libreta de pagos era mucho peor de lo que la entidad había dicho.

La decisión de Cajasur costará también dinero a los contribuyentes. Se especula que la entidad podría necesitar más de 2.000 millones de euros del FROB, que ya ha inyectado 500 millones para apuntalar el capital de Cajasur. Si la fusión con Unicaja hubiera ido adelante, la entidad resultante hubiera obtenido dinero del Fondo de Garantía de Depósitos, financiado por el sector.

Las acciones de los bancos españoles en Bolsa han caído con las noticias, pero los inversores no deberían exagerar. Cajasur, obviamente, ha sido mal gestionada. Y a diferencia de la intervención de CCM el año pasado, el Banco de España ha sido esta vez rápido y eficiente. La esperanza es que la mera amenaza de intervención del Banco de España animará a otras entidades financieras a acelerar su consolidación.

Por Fiona Maharg-Bravo

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