"En España no basta con el ajuste fiscal, hace falta la reforma laboral"
Figura clave en el rescate de Grecia y en el blindaje de la zona euro, Rehn pide cambios en el mercado laboral español para poder sanear las finanzas públicas
Olli Rehn (Mikkeli, Finlandia, 1962) gira desde hace tres meses en una montaña rusa financiera cuyos bandazos y desplomes arrancarían gestos de pánico a cualquier otra persona menos impenetrable. Pero el comisario de Asuntos Económicos, que asumió el cargo el 11 de febrero, el mismo día que el Consejo Europeo realizó el primer intento fallido de salvar a Grecia del azote de los mercados, no refleja las tremendas emociones que ha vivido desde entonces. Ni siquiera después de haber pactado a las dos de la madrugada, tras casi 11 horas de negociaciones, un histórico blindaje de la zona euro valorado en 750.000 millones de euros. Impasible como siempre, comenta el acuerdo unas horas después con cuatro de los diarios económicos de referencia de la zona euro (el alemán Handelsblatt, el francés Les Echos, el italiano Il Sole 24 ore y el español CincoDías).
¿Ha podido dormir?
Pocas horas, pero con sueño profundo. Por suerte, una de las cosas que se aprenden en el servicio militar en Finlandia es a resistir varios días sin apenas dormir y a empaquetar rápido las pertenencias. Esa experiencia viene bien en estos momentos. Y también en los próximos días, en los que tendremos que seguir abordando el caso de Grecia, el fortalecimiento de la gobernanza económica de la zona euro y la evaluación de los nuevas medidas de austeridad que presentarán países como España o Portugal.
"Portugal y España han sufrido ataques especulativos, pero también hay razones objetivas que urgen a la consolidación"
¿Cree que el mecanismo aprobado para posibles rescates será eficaz?
La credibilidad del mecanismo está clara desde el punto de vista de la rapidez y de la eficacia. No es ningún secreto que a la Comisión le hubiera gustado una solución comunitaria más clásica. Pero este Special Purpose Vehicle cumple los mismos objetivos y se basa en gran parte en la propuesta de la Comisión. Lo que ha quedado claro tras la reunión ministros de Economía de la pasada noche del domingo al lunes y la cumbre de la zona euro del viernes 7 de mayo, es que estamos dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para defender al euro.
¿Pero no cabe el riesgo de que ocurra como con Grecia, que los plazos se dilaten antes de conceder la ayuda?
En el caso de Grecia, el mandato para preparar el mecanismo y negociar con el BCE y el FMI lo recibimos el 11 de abril. El 2 de mayo ya se acordó el plan de 80.000 millones de la zona euro y los 30.000 del FMI. Y sólo una semana más tarde, he firmado el día 9 el acuerdo del préstamo para Atenas. No es demasiado tiempo. Por supuesto, si otro país pide asistencia financiera, habrá que negociar un programa. Si hay una situación de emergencia, se puede recurrir a una financiación puente. Y ahora tenemos más experiencia, gracias al caso griego, y podemos aplicarla al nuevo instrumento, el Special Purpose Vehicle.
El acuerdo incluye un esfuerzo de consolidación fiscal de la zona euro, pero en ese capítulo sólo se menciona expresamente a España y a Portugal. ¿Por qué?
El motivo es que, según nuestros análisis económicos, Portugal y España son los países que necesitan de manera más urgente intensificar el adelanto del proceso de consolidación fiscal. Esto quiere decir que esperamos que presenten medidas significativas de consolidación en los próximos dos días, para que podamos someterlas a una primera revisión en el Ecofin de la semana que viene. Dicho esto es importante, que alcancemos un equilibrio correcto en nuestra estrategia de salida y que los países que tienen margen de maniobra fiscal la utilicen para mantener un estímulo fiscal que redunde en beneficio de todos. Alemania es uno de esos países.
¿Piensa que España o Portugal pueden ser los primeros en pedir la activación del nuevo mecanismo?
No hay razón para negar que Portugal y España han soportado ataques especulativos durante las últimas semanas. Pero también hay que admitir que ha sido porque, desde un punto de vista objetivo y económico, tienen una especial necesidad de tomar medidas concretas de consolidación desde este mismo año, inmediatamente, y continuarlas el próximo.
¿Cree que el recorte adicional de medio punto este año, anunciado el domingo por la vicepresidenta Salgado, será suficiente?
El Gobierno español está discutiendo en estos momentos qué tipo de medidas de consolidación, nuevas y significativas, van a tomar. Y confío en que presentarán un plan con un método y un alcance convincentes. Pero España no sólo necesita consolidación fiscal, sino también reformas estructurales, empezando por el mercado laboral, porque tiene una tasa de paro muy elevada. Estoy deseando conocer su plan y analizarlo en el próximo Ecofin.
Esta semana, el miércoles, presenta usted sus ideas para reforzar la coordinación económica de la zona euro.
Se basarán en tres pilares. Primero, reforzar el Pacto de Estabilidad, mejorando la vigilancia preventiva y creando un sistema más creíble que el actual para verificar las grandes líneas presupuestarias antes e que cada Gobierno las presente a sus respectivos parlamentos. Esa es la clave de nueva propuesta. En segundo lugar, debemos corregir los desequilibrios macroeconómicos económicos y las divergencias en competitividad. Para ello, se podrían fijar indicadores en temas como productividad, la balanza de la cuenta corriente o los costes laborales unitarios. Y en tercer lugar, a la luz del caso griego, debemos reflexionar sobre la creación de un mecanismo permanente de resolución de crisis. Ayer, o esta mañana, ya hemos creado un mecanismo para el medio plazo, pensado para los próximos tres años. Pero hay que plantearse si no conviene completar la construcción de la Unión monetaria con un instrumento robusto para solucionar futuras crisis.
No ha mencionado la concesión de poderes de auditoría a Eurostat. ¿Ha renunciado a esa propuesta?
Todo lo contrario. Varios países han cambiado de opinión y ahora son favorables, así que espero que se apruebe próximamente.
¿Qué le hace pensar que a partir de ahora la vigilancia va a funcionar y no se van a repetir los errores de los últimos 11 años?
Deben combinarse los nuevos instrumentos con una poderosa voluntad política. Estudié Política económica y sé que si tienes un grupo de 16 países y un solo pecador, es fácil convencer a los otros 15 para que le reprendan. Pero si la mayoría son pecadores, resulta mucho más difícil que se condenen a sí mismos. Por eso es importante un sistema basado en normas claras, con mejores incentivos para los cumplidores, con recompensas por cumplir el Pacto. Y, de otro lado, con penalizaciones para reincidentes en su violación. La posibilidad existe. Ahora hace falta la voluntad política para utilizar el presupuesto comunitario en ese sentido.
¿Se podría llegar a expulsar a un país de la Unión Monetaria o a suspenderle el derecho de voto?
He analizado en detalle las propuestas de Alemania en ese sentido. Y ese debate probablemente se plantee en el equipo de trabajo sobre gobernanza económica que dirige el presidente del Consejo Herman Van Rompuy. Pero las propuestas de la Comisión de este miércoles parten del actual marco legal. Una cláusula de expulsión requeriría un cambio del Tratado y eso sólo puede ser a largo plazo. A título personal, pienso que es bastante difícil combinar esa cláusula con el principio de aspirar a una Unión cada vez más estrecha, principio con el que estoy comprometido en mi calidad de comisario.