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Tormenta en la eurozona

Europa se defenderá con un Fondo multimillonario

La zona euro negociaba anoche un Fondo de estabilización potencialmente billonario para hacer frente a ataques especulativos contra sus socios. Además, la UE se proponía movilizar 60.000 millones de euros para asistir a los países con posibles problemas en la balanza de pagos. Las dos reformas, que podrían completarse con una intervención del BCE, pretenden evitar que hoy lunes se repita el desplome en los mercados de la pasada semana.

Europa se defenderá con un Fondo multimillonario
Europa se defenderá con un Fondo multimillonario

El 60 aniversario de la Declaración de Schuman, que sentó las bases de la futura Unión Europea un 9 de mayo de 1950, se convirtió ayer en una frenética jornada laboral para las instituciones comunitarias y, en particular, para las autoridades económicas y monetarias del club.

Bruselas y Francfort celebraron el Día de Europa con una intensísima agenda de contactos y reuniones. Reloj y calculadora en mano. Con una sola meta: crear antes de la apertura de los primeros mercados (los asiáticos, hacia las 2 de la madrugada hora española) un Fondo de estabilización de la economía europea que devuelva la calma a los inversores y frene cualquier especulación contra la deuda soberana de los países europeos.

El acuerdo negociado en Bruselas por los 27 ministros de Economía y Finanzas de la UE, bajo presidencia de la titular española, Elena Salgado, aspira a dotar a los organismos comunitarios de un arsenal contundente para ayudar a cualquier socio en dificultades.

El pacto, que al cierre de esta edición todavía no se había cerrado, incluye la creación de un Fondo de estabilización para los países de la zona euro dotado por avales multimillonarios y que, potencialmente, podría permitir una financiación coordinada de cientos de miles de millones o, incluso, billones de euros.

Pero los detalles de financiación y funcionamiento de ese Fondo generaban ayer profundas divergencias entre los socios comunitarios.

Por lo pronto, Reino Unido y Suecia, países con sus propias divisas, exigieron de manera tajante que ni directa ni indirectamente (a través del BCE, por ejemplo, donde son socios) tengan que contribuir al Fondo. "Hoy por ayer debemos demostrar que, actuando juntos podemos estabilizar la situación", señaló el ministro británico de Finanzas, Alistair Darling, antes de la reunión de Bruselas. Pero añadió que "cuando se trata de apoyar al euro, obviamente eso corresponde a los países de la zona euro".

También dentro de la Unión monetaria aparecían diferencias respecto a los criterios de utilización del nuevo Fondo e, incluso, sobre la necesidad de crearlo de manera inmediata.

Los países más reticentes, como Alemania, Holanda o Finlandia, exigieron que, en cualquier caso, la futura activación del Fondo quede supeditada a la aprobación por unanimidad de los socios de la zona euro. Y en un debate que recordaba a los titubeos previos al rescate de Grecia, volvieron a insistir en que los países beneficiarios se comprometan a un drástico ajuste presupuestario.

Menos controversia generaba el segundo instrumento de intervención discutido durante la jornada del domingo y que permitirá a la Comisión Europea asistir a un país con problemas en la balanza de pagos.

El mecanismo ya existe, pero en la actualidad sólo lo pueden solicitar los 11 países europeos que no han ingresado todavía en la zona euro. En diciembre de 2008, por primera vez desde 1993, Bruselas tuvo que recurrir a ese mecanismo para financiar el primer plazo de un préstamo de 6.500 millones de euros a Hungría.

Poco después, como consecuencia de los coletazos de la crisis financiera, Letonia y Rumania también tuvieron que pedir ayuda y el presupuesto inicial de la CE, de 25.000 millones de euros, se dobló hasta 50.000 para hacer frente a posibles solicitudes.

Ahora, la UE ofrecería esa línea también a los 16 países del euro. Y podría ampliar la emisión en línea con su margen presupuestario, es decir, alrededor de otros 60.000 millones de euros.

Pero las cifras manejadas para este segundo mecanismo resultan casi marginales en comparación a las potenciales necesidades si la crisis de la deuda soberana salta de Grecia a otros países como Portugal, España o Italia.

Fuentes de la CE reconocieron que el organismo comunitario prefería una "solución ambiciosa" a través del Fondo porque con el segundo instrumento no bastaría para zanjar la crisis.

Bien avanzada la noche, sin embargo, las negociaciones continuaban abiertas y el plazo de la apertura de los mercados se aproximaba peligrosamente.

Europa también recibió las acuciantes llamadas del presidente de EE UU, Barack Obama, que urgió a la canciller alemana, Angela Merkel, como hiciera el pasado viernes, a apagar el foco de inestabilidad. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también habló por teléfono con Obama. Y la trepidante jornada contó, además, con un desafortunado percance, como fue la hospitalización del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, nada más llegar a Bruselas.

La tarea contrarreloj ya había arrancado el viernes cuando los líderes de la zona euro, reunidos en una cumbre extraordinaria en Bruselas, acordaron utilizar todos los recursos disponibles, desde los presupuestos nacionales y comunitarios hasta el arsenal monetario del BCE y los bancos centrales, para "garantizar la estabilidad, unidad e integridad de la zona euro".

El dramático llamamiento llegó en la madrugada del viernes al sábado, tras una semana de dudas sobre la solvencia de Grecia, a pesar del rescate de 110.000 millones acordado el 2 de mayo, y de peligroso contagio a otros socios de la zona euro. El diferencial del bono español respecto alemán alcanzó los 166 puntos básicos, récord desde el comienzo del euro. Y el rendimiento del portugués superaba el 6%, la misma cota que llevó a Grecia a principios de año a pedir apoyo político a la Unión.

La semana negra de la deuda pública soberana transformó la cita del viernes en Bruselas en una cumbre de emergencia contra un riesgo de colapso financiero como el vivido en 2008 tras la caída de Lehman Brothers. Al cierre de esta edición, el riesgo seguía ahí.

España recortará su déficit 1,5 puntos extra

En dos años, el Gobierno pretende llevar a cabo un recorte adicional del déficit de 1,5 puntos del PIB (15.000 millones de euros). Así estaba previsto que lo anunciara ayer la vicepresidenta económica, Elena Salgado, tras la reunión que mantuvo con sus homólogos europeos, informa Efe.El plan, que será detallado el miércoles en el Congreso de los Diputados por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recortaría el gasto en 0,5 puntos más (5.000 millones de euros) durante el presente ejercicio y lo reduciría otro punto adicional (10.000 millones) durante el próximo año. La decisión se enmarca en el cónclave que mantuvieron ayer los responsables económicos europeos, decididos a mandar un mensaje contundente a los mercados. España, con el firme objetivo de alejarse de la imagen griega, se ha propuesto acelerar la salida de sus cuentas de los números rojos. Si la previsión oficial contemplaba cerrar este año con un déficit del 9,8% del PIB, y concluir 2011 con un 7,5%, el recorte adicional adelantado ayer modifica ambas cifras al 9,3% y al 6,5%, respectivamente. Queda por ver qué ministerios deberán apretarse más el cinturón, después de que el pasado febrero, la cartera de Fomento, en manos de José Blanco, fuera la peor parada en términos de reducción de gasto.A las voces que claman por los ajustes del gasto público y la necesidad de reformas de calado, se unió el pasado sábado Emilio Botín. El presidente del Banco Santander, que participaba en un evento con 400 clientes de la entidad a propósito del Gran Premio de España de la Fórmula 1, subrayó que "el sector privado ya ha hecho su ajuste" y urgió al Gobierno a ejecutar urgentemente las medidas que tiene previstas para paliar la grave situación económica. "Hay cuestiones que el Ejecutivo tiene bien identificadas y estoy convencido de que si se implementan ya las medidas anunciadas, conseguiremos salir de esta crisis fortalecidos", declaró. El Banco Santander ya ha apremiado anteriormente al Ejecutivo a poner en marcha la reforma laboral -que patronal, sindicatos y Gobierno se encuentran negociando- y a aumentar el recorte en el déficit público.

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