La crisis griega pasa factura a Merkel haciéndole perder la mayoría en el Senado
La primera reválida electoral a la que se somete la canciller alemana Angela Merkel desde su reelección el pasado otoño ha dado la espalda a su gestión de la crisis griega. Los comicios de ayer en Renania del Norte-Westfalia, la región más poblada e industrializada del Estado federal, arrebataron el poder a la coalición conservadora de los cristianodemócratas (CDU) de Merkel y los liberales (FDP), también socios en Berlín.
"El SPD ha vuelto", celebró la líder socialdemócrata, Hannelore Kraft, antes aún de conocer los resultados oficiales. La televisión pública ZDF le daba una ventaja mínima (34,7% de los votos frente a los 34,3% de CDU), que solventarán pactando con los verdes.
Aunque su rival oficial era el hasta ahora jefe de gobierno regional Jürgen Rüttgers, los socialdemócratas vivieron las elecciones como un duelo con Merkel. Más de 13 millones de ciudadanos (el 26% de los alemanes con derecho a voto) llamados a las urnas son un buen jurado. Y el veredicto fue fatal para la canciller, muy criticada por pasar de su inicial reticencia al rescate económico de Atenas, a liderar el plan con la mayor aportación del continente.
Pero más que un aviso a navegantes, el fracaso en Renania supone serios problemas para Merkel, ya que equivale a perder la mayoría en la Cámara Alta, el Bundesrat. Todo un quebradero de cabeza, teniendo en cuenta que el Senado alemán puede vetar el 70% de las leyes del país.
