Juliana, una valiente que no tira la toalla
Se llama Juliana. La conocí hace un par de años por casualidad y por motivos laborales. Desde un primer momento, me transmitió la sensación de ser una profesional seria y cabal. Cuando cogimos un poco de confianza, me contó sus apasionantes años en Nueva York, ciudad que decidió abandonar porque le atraía España como destino laboral y vital. Hace un año vivió un delicado momento laboral y decidió tirar hacia adelante, como los valientes. En vez de venirse abajo y lamentarse, se creció y consideró que si cuando había trabajado para otros había conseguido atraer clientes, ¿cómo no iba a ser capaz de obtenerlos para ella misma? Y a ello se puso, a idear la manera de salir adelante, a pesar de la difícil situación económica que se vive en España. Jamás ha pensado en regresar a su lugar de origen. De vez en cuando quedo a desayunar o a almorzar con ella, y me cuenta cómo le va, todas las ideas que tiene en marcha, qué son muchas y cada vez más numerosas.
Me abruma lo emprendedora que es, y me encanta, ya me gustaría a mí ser la mitad de visionaria que ella. Tiene el espíritu estadounidense de no desfallecer jamás. Si yo tuviera una empresa la contrataría para que me asesora en temas de comunicación y de relaciones públicas, donde siempre intenta aportar estrategias diferentes, sin engaños. Porque si algo tiene son principios, algo que a algunos a veces se les olvida. Me gusta que gente como ella, o como otros tres valientes de los que hablé hace dos años en este mismo espacio, y que en medio de una crisis abandonaron su empresa para crear la suya propia, emprendan negocios. Algo bueno tiene que tener esta crisis.