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Crónica de Manhattan

Señales para la confusión

Los miembros del Comité de Ciclos de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, en sus siglas inglés) dicen que es "prematuro" decretar que la Gran Recesión que empezó en diciembre de 2007 ha acabado.

Poner fechas de entrada y salida a la crisis es complicado y no hay una fórmula para ello. Hay que calibrar muchos factores y ahora hay demasiadas señales contradictorias que generan confusión.

Grosso modo, las cifras hablan de una significativa mejora empresarial. El 73% de las empresas que han presentado resultados han batido las expectativas de los analistas. Eso si, en buena medida porque están rindiendo frutos los intensos recortes de costes (profundos ajustes de plantilla) no porque se hayan disparado las facturaciones. La Bolsa, con la excepción del viernes a causa de Goldman Sachs, ha ido anticipado alegremente la vuelta de los días de vino y rosas. El Dow ha pasado la barrera de los 11.000 puntos que cruzó al alza en 2006 y que volvió a pasar a la baja (meteóricamente) en 2008.

Pero los indicadores no son del todo claros en un de los sectores clave: la vivienda, la zona cero de la crisis.

Los datos sobre ventas, permisos y construcción, muestran que el suelo ya se ha tocado y dejado atrás aunque los niveles de actividad son bajos y la confianza no se ha recuperado. El último índice de precios Case Schiller muestra como en 12 de las 20 ciudades analizadas han subido algo. El índice está un 4% por encima de mayo de 2009 aunque está también un 30% por debajo de como estaba hace cuatro años cuando la burbuja llegaba al límite de su viabilidad.

En el lado negativo, en el primer trimestre se han embargado más de 900.000 propiedades. Es decir, una de cada 138 viviendas. Es un 7% más que en el trimestre anterior y un 16% más que el año pasado. Las moratorias de los bancos se han acabado y los planes de refinanciación, algunos auspiciados por el Gobierno no están funcionando. Muchos propietarios que han recibido ayudas vuelven a tener el agua al cuello a los pocos meses.

En el lado positivo de la balanza, y ya fuera del sector de la vivienda, los inventarios se han normalizado y adaptado a una demanda que la industria detecta al alza. "En esta coyuntura, la producción depende de la capacidad de la economía de mantener el crecimiento de la demanda", explicaban desde el centro de estudios de Nouriel Roubini.

De momento, los estadounidenses, que poco a poco están soltando el lastre de su deuda (algunos suspendiendo pagos y otros tras los embargos) están echando mano de los ahorros y han empezado a consumir, tímidamente mientras el mercado laboral se reactiva.

Robert Reich, secretario de Trabajo con Bill Clinton, cree que incluso si se crean 300.000 puestos de trabajo al mes, no habrá una mejora laboral hasta dentro de cinco años por lo que la demanda no podrá recuperarse del todo, máxime teniendo en cuenta que el estímulo fiscal ha pasado su ecuador.

Los economistas siguen atentos a los embargos, los meses que le quedan al estímulo, el precio del crudo y a China, una economía que da señales de estar en una burbuja y que puede generar un grave tsunami para territorios, allende sus mares, aún vulnerables. Es obvio que el NBER, no puede darse prisa.

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