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Alemania, Grecia y el camino de la FAO

A Grecia se le acaban las siglas. O más bien, Alemania no deja que se agarre a ninguna para obtener mejores condiciones en la financiación de una deuda que amenaza con ahogar al país balcánico.

Berlín primero cerro el paso hacia el BCE (Banco Central Europeo) o la CE (Comisión Europea), invocando supuestos impedimentos legales (el artículo del Tratado que prohíbe los rescates) cuya existencia niegan numerosos especialistas. "La confusión entre la no-corresponsabilidad y la no-asistencia ha sido una de las características más perjudiciales de la actual discusión sobre la gestión de crisis", señal un reciente e imprescindible análisis del instituto de estudios Bruegel. Sus autores abogan por aclarar el entuerto manteniendo el principio de no-corresponsabilidad (que impediría a un país asumir la deuda de otro) pero creando un sistema de ayuda condicionada "claro y predecible".

Surgió después la idea de crear un FME (Fondo Monetario Europeo). Berlín parecía secundarla. Pero la supeditó a una reforma del Tratado de la UE (o sea, previsiblemente, una década de tortuosa negociación). Y su uso estaría sometido a tales condiciones, que los posibles "clientes" sólo recibirían la ayuda como paso previo a la expulsión de la zona euro.

Llegó entonces o, más bien, Berlín impuso, la posibilidad del FMI (Fondo Monetario Internacional). ¡Por fin!, debieron pensar los partidarios de ayudar a Grecia cuanto antes. Pero Alemania no había terminado de hablar. La ayuda de Washington sólo podría solicitarse cuando el gobierno de George Papandreu haya agotado la vía de financiación de los mercados, que le cobran (es muy probable que merecidamente) un 6,5% de interés. Además, el FMI debería ser el principal organizador del rescate, una condición lanzada por Berlín a sabiendas de que provocaría la división entre los países de la zona euro y el rechazo tajante del BCE. Por si fuera poco, el lunes aparecieron otras siglas, el BUBA (el Banco Nacional de Alemania) para advertir que la ayuda del FMI tampoco sería posible, porque el mandato de esa institución no contempla casos como el de Grecia.

"¿Sólo faltaría que Alemania dijera que conceder préstamos bilaterales a Grecia también es ilegal?", se indigna un alto cargo comunitario. Quizá ni siquiera tenga que decirlo, porque de momento bloquea la reunión del Eurogrupo donde deberían decidirse mañana esos préstamos.

¿Qué queda, pues? Si se repasan las siglas disponibles, parece que a Grecia no tiene muchas puertas donde llamar aparte de la FAO. Ese organismo no se ocupa del déficit público, sino "del déficit crónico de una alimentación adecuada". Pero quizá sea la solución. De hecho ya tiene algún programa en el feudo de los Papandreu y los Karamanlis, así que bastaría con que ampliara su actuación. El problema es que la FAO dispone de muy pocos recursos (apenas 500 millones de euros anuales). Y otro pequñeo detalle: desde noviembre de 2009 hasta juno de 2010, Alemania es uno de los 49 socios que forma parte del Consejo que dirige la organización. ¡Qué se la va a hacer! ¡No se les escapa ni una sigla!

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