Semana clave para un conflicto larvado
Esta será una semana decisiva en la larga batalla que libran desde 2006 el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y el primer accionista de la eléctrica, ACS, con un 12%. Después de enseñar ayer las cartas con las que jugará en la junta de la eléctrica que se celebrará el viernes, Galán deberá justificar hoy en una conferencia de prensa en Bilbao el porqué de su decisión de cerrar todas las puertas del consejo de Iberdrola a ACS, que tiene previsto designar, en la proporción que le otorga la ley, a un consejero dominical. Aunque los responsables de Iberdrola (su consejo aún no se ha pronunciado) admiten el derecho de ACS a designar un representante, quieren "cortar y pegar" el caso FCC-Acciona para forzar su cese inmediato apelando a un conflicto de competencia. Sin embargo, la constructora, que no ha dejado ver ni siquiera su baraja, considera que nada tienen que ver los dos casos y no se descarta alguna otra sorpresa añadida el viernes en Bilbao.
En paralelo, todo está previsto para que el Congreso de los Diputados dé luz verde esta misma tarde a la polémica enmienda que elimina los topes a los derechos de voto, sea cual sea la participación de los accionistas, que las empresas pueden incluir en sus estatutos, según les permite actualmente la Ley de Sociedades Anónimas, cuya reforma está en trámite parlamentario.
Pero, ¿qué consecuencias prácticas tendrá la aprobación de esta enmienda en la nueva batalla eléctrica? En principio, ninguna, pues la modificación no entrará en vigor hasta 2011 (según la modificación propuesta por CiU, que también ha pedido que sólo afecte a las empresas cotizadas) y además, por el momento, ACS sólo cuenta con un 12% de Iberdrola (el 6,67% en acciones y el resto en derivados). No obstante, fuentes próximas de la constructora consideran que, una vez aprobada la enmienda, se cargará de razones en la junta de la eléctrica.
El rechazo de Galán hacia la constructora se remonta al mismo día en que ésta entró en su capital, en septiembre de 2006. Pero, mientras la constructora se centró en la gestión de su competidora Fenosa, reinó una cierta calma chicha, que sólo alteraban las múltiples ampliaciones de capital planteadas por el presidente de Iberdrola, con las que los accionistas quedaban diluidos.
Pero el conflicto se tornó en guerra abierta, tras la entrada de EDF en Iberdrola, lo que Galán interpretó como el primer paso para el desembarco del grupo francés de la mano de ACS. Iberdrola denunció a EDF en un juzgado mercantil de Bilbao y, finalmente, abandonó. Tras la venta de Fenosa por parte de ACS, los fantasmas volvieron a la escena.