Entusiasmo y mucho valor
Antonio Ruiz crea su propia agencia de medios para revolucionar el sector.
El título de este reportaje corresponde sin más al nombre de la empresa, presentada en sociedad esta semana. No ha sido necesario poner ningún adjetivo, porque la firma que dirige Antonio Ruiz, madrileño, de 57 años, en colaboración con otros dos socios, entre los que se encuentra su mujer, con la que comparte despacho, se llama Entusiasmo y Mucho Valor. El nombre se debe a la crisis económica. "Desde hace ya tres años estamos envueltos en una situación de depresión por falta de recursos, ya que casi todas las empresas están envueltas en procesos de reducción de costes y de valor. El ambiente es triste y creo que hay que poner algo de entusiasmo que vuelva a situar en valor a las empresas", afirma Ruiz.
La oficina es un ir y venir de operarios rematando los últimos detalles de decoración. El ejecutivo se disculpa porque el mobiliario de su despacho no está todavía a punto. Es provisional, aunque reconoce que tampoco necesita grandes cosas para trabajar. El espacio es pequeño y en la mesa de enfrente tiene a su mujer, con la que lleva trabajando más de dos décadas. "Nos compenetramos perfectamente, necesito tenerla cerca. Ella es la realidad, yo veo el proyecto y ella lo sitúa en el punto de realización correcto. Los dos juntos sumamos más de dos", señala Ruiz. Entusiasmo y Mucho Valor nace precisamente de la necesidad de recuperar ciertos valores que, a su juicio, se han perdido en las agencias de medios. "Vengo de organizaciones fuertes y multinacionales, y lo que hemos pretendido es recuperar ciertos valores que se han perdido en esta profesión", comenta. Y estos valores tienen que ver con "la innovación, la ambición de hacer cosas nuevas y el entusiasmo que ahora más que nunca se necesita para afrontar nuevos proyectos".
Ruiz critica que las agencias de medios en España siguen los parámetros de homogeneización internacionales. "Y lo que pretendemos es recuperar el mercado español, ya que se trata de un país innovador y creativo". El momento puede no parecer el más idóneo para crear una organización, pero no ha temido invertir un millón de euros del patrimonio de los tres socios, cerrar 2010 con una facturación de 25 millones de euros y con la creación de 27 puestos de trabajo. "Aquí pretendemos que haya mucha autonomía, que podamos seguir creciendo y que todo el mundo tenga su cuota de responsabilidad". Se trata, prosigue, de una compañía poco jerarquizada, con una estructura horizontal. "Quiero, además, compartir los logros que consigamos con la plantilla; esto pasa por que algunos profesionales se conviertan en socios de la organización".
En su afán por innovar y hacer las cosas de manera diferente, ha creado el concepto de neuromedia. "Ahora, cuando las relaciones con la marca se han complicado, hay que hacer las cosas de manera sencilla. No se puede ofrecer a todos lo mismo porque existe una saturación publicitaria, de ruido, y no se puede gritar más", señala. Porque, según Ruiz, no es lo mismo poner un anuncio en un medio que en otro, es ahí donde entra en juego la diferenciación. "Hay que saber llamar la atención y muchas empresas del sector no se han dado cuenta de que es necesario, de que la publicidad debe ser más interactiva, como las neuronas del cuerpo humano". Porque el objetivo, en definitiva, es ofrecer soluciones, resolviendo problemas de comunicación. "Queremos inventar un nuevo mercado y vamos a identificar lo que necesita una marca, y una vez definida una estrategia tenemos que buscar los recursos al menor coste posible".
Antonio Ruiz es una persona inquieta, que está en constante movimiento, controla todos los detalles, "y por eso me dicen que lo controlo todo, pero si no conoces la empresa, no puedes tomar decisiones". Si algo le gusta es echar un vistazo, opinar y construir. Su despacho es pequeño, tampoco necesita más, sólo tener la puerta siempre abierta. Trabaja una media de 12 horas al día, pero nunca acaba por desconectar de manera completa, "lo que hacemos no es ningún castigo, nos revitaliza".
Con el ordenador a cuestas
Es ordenado, le pone nervioso el caos y no cerrar las tareas diarias. Tiene siempre cerca un ordenador, aunque reconoce que necesita papel a su lado para escribir y para organizarse. "En el ordenador tengo toda la información, me acompaña a todos sitios y no podría vivir sin esta herramienta de trabajo". Tiene la manía, según aclara, de hablar demasiado, "eso me dicen, pero no tiene remedio". Y a continuación cuenta por qué el destino y la casualidad le han llevado a trabajar en el sector de la publicidad. "Soy ingeniero técnico electrónico y mientras estudiaba hacía atletismo y trabajaba haciendo televisores con un soldador". Fue cuando el responsable del club de atletismo le dijo que en la agencia de publicidad para la que trabajaba necesitaba profesionales."Cuando fui a la entrevista de trabajo preguntaron si alguno de los candidatos tenía experiencia en televisión, yo respondí afirmativamente, pero claro, no era el tipo de trabajo que pedían. Yo hacía televisiones, no trabajaba en televisión, aunque me dijeron que me quedara". Y hasta hoy. "Porque me enamoró".