Ambiente señorial en Elcano
Gustavo Suárez Pertierra trabaja en un elegante espacio, donde reina la calma
Trabaja en un espacio señorial, con empaque, en un edificio cedido por Patrimonio Nacional al Real Instituto Elcano, una fundación privada, creada hace nueve años, con el fin de analizar y debatir sobre la actualidad internacional y todos aquellos aspectos internos que pueden afectar a las relaciones internacionales de España. Presidiendo este negociado se encuentra Gustavo Suárez Pertierra, asturiano, de Cudillero, de 61 años, profesional que ha desarrollado prácticamente toda su carrera entre la Administración pública -además de otros cargos, fue ministro de Educación y de Defensa- y la docencia -es catedrático de Derecho Eclesiástico por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Hechas las presentaciones, describe su lugar de trabajo como un espacio demasiado formal para su estilo de trabajo, que califica de sencillo, directo y cercano a sus colaboradores. "Necesito buen ambiente porque el trabajo que desempeñamos es muy diverso, donde entran en juego diferentes interlocutores y con un componente de relaciones externas e internas muy importante, ya que esta institución es un punto de encuentro entre distintos sectores", señala. Divide su actividad laboral en dos ambientes. Por un lado, cuando realiza un trabajo de reflexión, de análisis, de lectura o de redacción de un escrito, para que el necesita sosiego y que reine el silencio y el aislamiento. Y por otro lado, ha de desempeñar una labor más expansiva, en la que tiene que favorecer las relaciones sociales y donde ha de hacer gala de sus dotes protocolarias. Esta tarea no debe ser difícil para él porque si algo demuestra a lo largo de esta entrevista es que tiene don de la palabra y que es un gran conversador.
Asegura que también tiene un gran talante conciliador. "Soy muy cercano a los problemas de las personas, es algo que aprendí de mi paso por la política, que me ayudó a asumir responsabilidades, a trabajar en equipo, a ser flexible y con muchos frentes abiertos a la vez", afirma. Lo que más valora de su labor al frente del Real Instituto Elcano es su proximidad a todos los acontecimientos que se suceden en distintas partes del mundo, con un ojo siempre puesto en su repercusión en España. "Porque para nosotros es importante cómo se ofrece a la sociedad española toda esta información, ya que nuestro país se ha abierto al exterior en muy poco tiempo y queremos analizar nuestras relaciones a nivel global", explica Suárez Pertierra, que detalla los principales ámbitos de estudio, como son los movimientos migratorios, la seguridad energética, el cambio climático o el terrorismo global. Precisamente, esta semana el Real Instituto Elcano presentó un nuevo Consejo de Medios de Comunicación, un órgano de carácter asesor y consultivo, en el que participan diferentes grupos españoles de comunicación, entre ellos el Grupo Prisa.
"La política me ayudó a ser cercano, a asumir responsabilidades, a trabajar en equipo y con frentes abiertos"
"Si por algo se caracteriza esta institución es por ser un punto de encuentro entre distintas voces, y por la cantidad de visitas que recibimos, tanto a través de internet como el número de académicos, embajadores y empresarios que pasan por este edificio. La idea que justifica nuestra existencia es el servicio a la sociedad, a los agentes sociales". El Instituto Elcano, que cuenta con un presupuesto de cuatro millones de euros aportados por los Ministerios de Economía, Exteriores, Defensa y Cultura, y por una veintena de empresas españolas, ocupa un sensacional palacete en el madrileño barrio de Salamanca, conocido porque albergó la sede de Casa Decor. Su anterior inquilino fue la Fundación BBVA.
Gustavo Suárez Pertierra afirma que dispone de una agenda tan complicada como la que tenía cuando se dedicaba de manera activa a la política. "Además de toda la actividad del instituto tengo que viajar, asistir a actos de representación y otras actividades propias. Trabajo unas 12 horas al día, sin perjuicio de alguna cena entre semana y de viajes permanentes tanto por España como al resto del mundo". A todo ello agrega su actividad docente, "de la que no quiero prescindir". Los fines de semana son sagrados, procura dedicarlos a su familia y a reflexionar, con el mar Cantábrico de fondo, con calma.
Un mapamundi que le hace pensar
Cuando se le pide que elija de su despacho un objeto al que le tenga verdadero aprecio, no lo duda. Señala a la pared, donde cuelga un mapamundi antiguo, una edición francesa de 1860, regalo de un amigo. "Además de ser un objeto estático hermoso, me hace pensar sobre lo mucho que ha cambiado el mundo".Hace cinco años que Gustavo Suárez Pertierra ocupa este espacio, de decoración abigarrada y señorial, caracterizada por una recargada tapicería, tanto en cortinas como en paredes, en tonos verdes.Advierte que ha realizado escasas aportaciones a la decoración de la estancia. Tan sólo ha incorporado una pequeña mesa circular de cristal, sobre la que trabaja a diario. "Prefiero los espacios funcionales y sencillos pero entiendo que el despacho que tengo es oficial, de representación, donde recibo a todo el mundo", afirma. En las estanterías de una pequeña librería descansan varios libros de su cosecha y de temática variada, como uno sobre la política republicana, Clara Campoamor; otro sobre Mitología del mar, o un informe acerca de la democracia en España. Le gusta la lectura y viajar.