Desendeudamiento de los hogares en EE UU
Los hogares en EE UU redujeron 67.000 millones de dólares en deuda el tercer trimestre de 2009, mediante venta de activos e ingresos, en detrimento del consumo. Teniendo en cuenta la magnitud del desplome de ventas de viviendas, precios inmobiliarios y consumo de bienes duraderos, este desendeudamiento puede sorprender por su duración y, a pesar de la reactivación de nuevo crédito, prolongarse hasta 2011 e incluso 2012. Sin embargo, no tiene necesariamente que tener un impacto sobre el consumo. Más aún, es previsible, que el ritmo de desendeudamiento se ralentice los próximos trimestres, lo que puede ser positivo para la expansión del consumo.
A primera vista el incremento de endeudamiento total -inmobiliario y crédito al consumo- en EE UU los últimos 65 años da que pensar, pues ha pasado del 20% de la renta disponible de 1945 a máximos de 129% el primer trimestre de 2009 -una media de 118.000 dólares por hogar-. Se trata de una tendencia alcista que salvo recientemente sólo se ha invertido durante periodos de fuerte inflación. Actualmente ha bajado al 121%, con probabilidad de continuar disminuyendo en 2010. En cualquier caso no porque sea superior a los niveles de hace diez o 20 años o media de los últimos 40 o 50 años se puede afirmar que sea anormalmente elevado, hasta el punto que resulta sumamente difícil estimar cuál debe ser el nivel normal.
De hecho, los hogares de países más ricos pueden estar más endeudados. Por ejemplo en Suiza, nación de ahorradores, ascendía en 2008 a 186% de la renta disponible, 169.000 dólares al cambio.
A largo plazo el aumento del nivel de deuda se explica por factores históricos: institucionalización de préstamos hipotecarios a partir de los años 50; tarjetas de crédito desde los 60; refinanciaciones hipotecarias en los 90; descenso estructural de tipos de interés; aumento de proporción de hogares propietarios y aumentos de precios inmobiliarios por encima de la inflación. La innovación financiera y sus excesos (hipotecas de alto riesgo) han influido en el aumento, pero sólo explican una pequeña parte del incremento los últimos 50 o 60 años.
El desendeudamiento en curso es debido al desplome de ventas de viviendas y precios inmobiliarios; caída de consumo de bienes duraderos, deterioro económico y aumento del desempleo, impagos y notable endurecimiento del crédito. Pero los precios y tipos de interés son históricamente muy bajos y la recuperación de ventas de viviendas actual debe prolongarse. De hecho la recuperación ha empezado en EE UU y aunque su impacto en el empleo lleva un desfase notable puede mejorar en 2010. Mientras la salud financiera bancaria mejora y se acabará por reducir riesgos de impago. Ello facilitará nuevos créditos. Como las amortizaciones de hipotecas generalmente son proporcionales al valor de las viviendas cuyos precios tienden a subir en un primer momento, los nuevos créditos no serán suficiente para compensar las amortizaciones.
En el peor de los casos la reducción de deuda se financiará con ingresos corrientes. Pero si la renta disponible de los hogares aumenta en 2010 y el desendeudamiento prosigue pero se ralentiza, el consumo puede aumentar al mismo ritmo -haciendo abstracción de otros factores-. De hecho, lo que influye en el crecimiento del consumo son las variaciones del desendeudamiento.
Bernard Lambert. Economista del banco privado suizo Pictet