Y con él llegó el espectáculo
Por favor, que alguna de las tres escuelas de negocios, Comillas, Esade o Deusto, cuelgue en Youtube la intervención de Pedro Luis Uriarte, ex vicepresidente de BBVA y uno de los directivos que más ha contribuido a la modernización de la banca española. Fue un subidón que aplacó los bostezos y el aburrimiento en el Palacio Municipal de Congresos, donde se celebraba una jornada entre las tres escuelas jesuitas. Un espectáculo con contenido, y eso que el hombre ni se levantó del asiento. Deberían tomar nota todos los directivos, consultores y expertos que acuden a seminarios, encuentros, conferencias, cursos o jornadas, únicamente a contar los méritos de su empresa y no se ciñen a lo que bajo el título de la ponencia se les pide.
Es un insulto y una tomadura de pelo, no ya para los medios de comunicación a los que se les invita a que cubran una jornada aparentemente informativa sino también para todos los asistentes, muchos de los cuales han pagado para que alguien les aporte ideas, que aparezcan con unos cuantos folios en la mano y se dediquen a leerlos, sin ningún tipo de convencimiento ni naturalidad. Lo peor es cuando se equivocan, se pierden en la lectura y no saben seguir. No se dan cuenta que lo que se les pide es que den su opinión sobre un tema, no que cuenten lo que aparece en las notas de presentación de sus empresas.
Por eso, cuando sobre el escenario aparece un señor llamado Pedro Luis Uriarte (le guardo cariño, viene mi director a decirme que él también, además porque cuando era consejero delegado de BBVA confío en mí y me concedió la primera entrevista de este suplemento), y empieza a hablar con autoridad, la que le dan más de 40 años de carrera profesional, sin miedo, con gracia, aportando datos y teorías, aplicando el sentido común y sus conocimientos empresariales, sin necesidad de consultar papeles, aunque lleva una pequeña chuleta en la mano, el auditorio se vino arriba en sonrisas y en espontáneos aplausos. Consiguió generar complicidad, en especial con el moderador de la mesa, Ángel Cano, actual consejero delegado de BBVA, al que obligó a reconocer en público que fue su jefe. Qué suerte tuvo Cano al liderar esa mesa, porque tras Uriarte dio paso a Xavier Mena, catedrático de Economía de Esade, otro crac amenizando una velada, y sin necesidad de recurrir a citas filosóficas, otra tendencia de los que no tienen nada que decir.