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Los jueces cortan el grifo israelí de Brita

Brita, la compañía que se autoproclama líder mundial en la fabricación de jarras con filtro para el agua, no podrá beneficiarse de la exención de aranceles en la importación de ciertos suministros procedentes de Israel mientras no demuestre que no han sido fabricados en los territorios ocupados en Cisjordania. Así lo ha sentenciado hoy el Tribunal de Justicia europeo en respuesta a una consulta del Tribunal económico-administrativo de Hamburgo.

La sentencia rechaza los argumentos de la compañía alemana y de las autoridades israelíes, empeñadas ambas en colar en Europa sin aranceles los productos fabricados en el territorio arrebatado a los palestinos después de 1967. Las autoridades israelíes ni siquiera se dignaron contestar la solicitud de información de las aduanas alemanas, que deseaban conocer el lugar exacto de fabricación de los dispensadores de agua y demás accesorios que Brita compra al proveedor israelí Soda-Club. Esa empresa tiene una fábrica al este de Jerusalén en Mishor Adumin, Cisjordania.

Israel se limitó a informar de que las mercancías se habían fabricado en un territorio bajo su responsabilidad, pero obviaron concretar si era un territorio ocupado o no. Ante ese silencio, Alemania denegó el régimen arancelario preferencial que concede a productos palestinos e israelíes, siempre que estos últimos no procedan de localidades bajo administración israelí desde 1967.

Los jueces señalan que corresponde a las autoridades palestinas, no a las israelíes, expedir los documentos aduaneros que certifiquen la fabración de un producto en Cisjordania o la Franja de Gaza. Mientras no sea así, el turbio grifo de suministros israelíes que utiliza Brita tendrá que pagar los aranceles correspondientes. Y el caso del fabricante de jarras no es excepcional.

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