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Crónica de Manhattan

40.000 dólares por habitante

Coincidiendo con el castigo de los mercados del sur de Europa, estos días se han presentado varios cuadros del estado de EE UU que muestran que los buenos tiempos están aún por venir.

Para empezar, el jueves, la cámara de Representantes aprobó incrementar el techo de la deuda nacional de EE UU. El Senado lo hizo antes y eso permitirá al Tesoro tomar 1,9 billones de dólares más para afrontar sus pagos lo que resta de año.

Con esta última subida del techo de la deuda, el Gobierno puede terminar debiendo 14,3 billones de dólares, el 98,1% del PIB. En 2009 este ratio era del 90,4% según datos de Bloomberg. La deuda total emitida en bonos del Tesoro es de 9,8 billones de dólares, el 67% con respecto al PIB. Así, cada ciudadano de EE UU, debe más de 40.000 dólares.

La subida del techo de la deuda se aprobó apenas unos días después de que Barack Obama presentara un proyecto de Presupuestos para 2011 en el que el déficit alcanzaría los 1,3 billones de dólares. Y no sería el peor año ya que para el actual ejercicio se espera que el agujero sea de 1,6 billones de dólares, el 10,6% del PIB. El presidente, que al ganar las elecciones se convirtió en heredero de la gestión de buena parte de estos déficits y la recesión, ha presentado unas cuentas públicas en las que pondrá énfasis en reducir el desfase entre gastos e ingresos. El problema es que la crisis es de tal calibre que las previsiones de las cuentas reflejan que ni en 10 años se volverá a tener un déficit sostenible (el 3% del PIB).

Obama ha dicho que a partir de 2011 congelará los gastos discrecionales. Es una declaración de principios, pero en efecto esta congelación afectará solo al 17% del gasto.

El problema a largo plazo es algo que, en parte, quiere arreglar esta Administración pero que está muy cuesta arriba en su paso por el Congreso: la expansión de gastos que no se pueden cambiar por el gobierno en la ley de las cuentas anuales. Es decir, las pensiones, los intereses de la deuda y los gastos de sanidad que asume el Gobierno con el Medicare (sanidad para mayores de 65 años), Medicaid (para pobres), Schipp (ayuda para niños de familias de rentas bajas) y veteranos.

Estos gastos son la parte del león de las cuentas públicas y se van a disparar pues la jubilación de los baby boomers está a punto de empezar y además de las pensiones subirá más un gasto sanitario que ya es abismal.

La reforma del disfuncional sistema sanitario, estancada en el Congreso, tenía como intención dar cobertura al menos a 30 millones de personas e ir reduciendo costes. El año pasado estos subieron un 17,2% (2,5 billones de dólares) según se supo la semana pasada. Los republicanos ven la reforma como un "asalto del Gobierno al sistema de salud" pero la realidad es que debido a las jubilaciones y el aumento del uso del Medicaid, en 2011 el Estado se hará cargo de la mitad de estos costes por primera vez en la historia.

Nouriel Roubini dijo el viernes en Bloomberg TV que EE UU tendrá que hacer fuertes ajustes que se están resistiendo por la parálisis política. Además, recordaba que la situación de California no es muy distinta a la de Grecia en términos económicos. Moody's emitió un informe afirmando que los ratios de deuda y los ingresos se están deteriorando y tras la crisis estarán por encima "de otros países con calificación Aaa".

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