¿A quién sirve tu dinero?
Una reflexión sobre el uso que hacemos del capital, en plena crisis económica y ecológica
Hace más de 50 años, Erich Fromm se preguntaba: ¿es necesario producir seres humanos enfermos para tener una economía sana? Hoy, inmersos en esta crisis económica, cabría incluso redefinir esta pregunta y aumentar su nivel de acidez: ¿es necesario producir seres humanos enfermos para tener una economía enferma?". El psicoeconomista æeuro;lex Rovira arranca con este certero diagnóstico su prólogo del libro Dinero y conciencia (Plataforma actual), de Joan Antoni Melé.
El libro es una recopilación de las conferencias de Melé (Barcelona, 1951) por toda España, en calidad de subdirector de Triodos Bank, la primera banca ética que pisa suelo español, procedente de Holanda, donde se creó hace 29 años y que no deja de ganar adeptos. En la actualidad este banco, que sólo invierte en proyectos sociales, culturales y medioambientales, tiene oficina en Madrid, Sevilla, Valladolid, Barcelona y Valencia.
La enfermedad global que aqueja al capitalismo estaría originada, según Rovira, por la desconexión de la realidad que ha generado el capitalismo salvaje, fruto de la certeza de que, en un planeta con recursos finitos, el crecimiento económico puede ser infinito y que éste es el principal indicador del progreso social. Sin embargo, la realidad es bien distinta, tal y como muestra la profunda crisis en la que estamos inmersos.
"El beneficio debe existir, pero al final de la cadena. El centro es el ser humano", asegura Joan Antoni Melé
A lo largo de toda una carrera dedicada a la banca comercial, Melé, que acumula una experiencia de 30 años de carrera en una caja de ahorros, ha tenido ocasión de observar de cerca, a través de sus clientes, la búsqueda del máximo rendimiento del dinero, la pieza maestra del sistema enfermo y que ahora puede curarlo. ¿Cómo? Con conciencia. Melé dejó atrás la banca del beneficio como único objetivo y apostó por Triodos Bank.
"El beneficio debe existir, pero al final de la cadena. El centro es el ser humano. El beneficio es el indicador de que se ha sido capaz de crear riqueza".
Lo que desde fuera todo el mundo le dice que es una quimera, puede ser bien real. De hecho, Triodos Bank es ya una entidad sólida que no se ha visto afectada por la crisis financiera.
"Si modificamos nuestra actitud con el dinero, podemos cambiar el mundo", explica sin pizca de idealismo en sus palabras. "No es utópico. Cuando los bancos cierran, nosotros abrimos oficinas".
El cliente siempre quiere el máximo beneficio, sin preguntarse qué hay detrás del rendimiento de sus ahorros. Esta
contradicción puede llevar a un ecologista a invertir en alimentos transgénicos o a un pacifista en la guerra de Irak, sin saberlo. De nuevo, conciencia. "A la pregunta de un cliente de ¿cuánto pagas? Yo respondo, ¿haciendo qué?".
El dinero nació, explica Melé, como herramienta de intercambio, de relación entre las personas. "Cuando compras un paquete de café, te estás relacionando con miles de personas que han trabajado detrás de ese envoltorio". Hoy se ha perdido esa conexión global. "Hoy, más que nunca, es necesaria la relación entre economía y ecología".
Para ello, es necesario transformar la certeza actual de que, cuando ya no se puede ganar más, se está perdiendo. Por ello, la educación de las generaciones futuras debe plantearse de otra forma. "Si les educamos en las leyes de la supervivencia y la fuerza, no debería sorprendernos que se acaben comportando como animales violentos", escribe Melé.
La chispa se encendió en Holanda
Un economista, un profesor de Derecho, un antiguo especialista en organización y un banquero crearon en 1968 un grupo de estudio para analizar cómo el dinero podía ser manejado de forma consciente.Tres años después arrancó Triodos Bank que, para ser coherente con su postulado, creó un banco respetuoso con las personas y con el medio ambiente y sostenible en el tiempo gracias a la obtención de beneficios que le ayuden a mantenerse y crecer.El modelo ya ha sido exportado a Bélgica, Reino Unido, Alemania, España, Dinamarca y California. "Este crecimiento demuestra que no es un sueño, sino que la utopía puede realizarse".