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Columna
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Todos los ojos en la línea de banda

El Manchester United está compitiendo para quedarse fuera del área de penalti financiera. La familia estadounidense Glazer necesita un caro pago en especie (PIK, por sus siglas en inglés), así como endeudamiento bancario, para completar la compra por apalancamiento en 2005 del club de fútbol más valioso de la Primera División inglesa. Pero ese instrumento financiero (PIK) -no pagadero hasta 2017- amenaza con convertirse en un pasivo hinchable.

El PIK es menos de un tercio del total de la deuda de 600 millones de libras, pero se están acumulando intereses a una tasa anual del 14,25%. Hasta el vencimiento, los propietarios del club tendrán que pagar 2,5 veces el pasivo actual de 175 millones de libras, mientras que la deuda bancaria, pagadera en 2015, está referenciada al libor más entre 2 y 5 puntos porcentuales. Manchester United no va a quebrar, pero las crecientes obligaciones de la deuda se están comiendo los beneficios, 80 millones de libras antes de intereses hasta junio de 2008, según las últimas cifras disponibles. Así, mientras que los ingresos y los beneficios aumentan año tras año, el club no está en condiciones de reducir su endeudamiento o de gastar más en jugadores para evitar días como el del domingo y la vergonzosa derrota ante el modesto Leeds United de la tercera división en la Copa de Inglaterra.

Los Glazer están buscando aprovechar el mercado de bonos por 600 millones de libras para refinanciar la deuda bancaria. Una financiación de coste fijo a largo plazo es preferible, pero potencialmente difícil. Los inversores institucionales podrían demandar honorarios restringidos a los jugadores. Una posibilidad más fascinante es una oferta minorista, que podría costar más, pero que los fans acomodados que la suscribieran sin duda preferirían a una opción que limitara la libertad del entrenador del Manchester, Alex Ferguson.

Por Una Galani

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