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Viajes

Miami, más que palmeras y descapotables

La ciudad es un complemento óptimo para un viaje largo por EE UU. La excursión a los cayos permite 'saltar' entre islas durante 200 kilómetros

Otros destinos tienen, por supuesto, preferencia a la hora de un primer viaje a Estados Unidos, pero la ciudad de Miami puede ser un complemento perfecto si se dispone de al menos una semana y se quieren visitar varios puntos de este país de grandes atractivos y distancias gigantescas. El gran aliciente de Miami es que ofrece las ventajas del Caribe -temperaturas suaves durante prácticamente todo el año y grandes playas de arena blanca y mar turquesa- pero en suelo americano, lo que amplifica las posibilidades gastronómicas, comerciales y de ocio propias de pisar EE UU. Es un destino que, quizá estigmatizado por el tópico de los descapotables y las palmeras tan vistos en las series de televisión, se merece una oportunidad.

Miami es una ciudad de algo más de dos millones de habitantes con una fisonomía bastante singular. El centro, conocido como Downtown y donde se concentra la actividad económica durante el día, se encuentra en la parte continental, mientras que para llegar a Miami Beach se ha de cruzar, por alguno de sus cinco puentes, una bahía poblada de pequeños islotes con lujosas viviendas, muchas de ellas de personajes famosos. Cruzando la bahía de oeste a este se llega a Miami Beach, una larga lengua de tierra que se extiende en sentido norte sur en paralelo a la costa continental.

El meollo de Miami Beach está entre las calles 5 y 41 y es donde se concentran tiendas, hoteles, restaurantes, museos y las mejores playas. La arquitectura Art Decó llama la atención por los 800 edificios que siguen este formato caracterizado por los colores tropicales y las luces de neón de sus fachadas. El eje de esta zona de Miami es Ocean Drive, a modo de paseo marítimo que concentra la hilera de terrazas más animadas de la ciudad a los pies de hoteles como Larios on the Beach (propiedad de Gloria Estefan), Starlite o Boulevard.

El recorrido por la Overseas Highway permite cruzar 42 puentes

La visita a Miami ofrece la posibilidad de realizar una excursión inolvidable por los cayos (ver gráfico), un reguero de pequeñas islas que empiezan al sur del Estado de Florida y se adentran 200 kilómetros en el Golfo de México hasta Key West, que es el punto más al sur de Estados Unidos. La mejor forma de disfrutarlo es en coche y con tiempo (ir y volver a Key West en el día desde Miami es demasiado).

El hilo conductor de esta excitante experiencia es la autopista Overseas Highway, que se toma en la población de Florida City y ofrece al visitante una sorpresa en cada uno de los 42 puentes que permiten saltar de una a otra por más de 40 islas hasta Key West. Las hay de todos los tamaños. La mayor, Cayo Largo (Key Long), tiene 48 kilómetros de longitud, pero atravesar alguna otra apenas lleva unos minutos. Cada puente que se cruza deja al visitante suspendido en medio del agua y abre una ventana a un paisaje dominado por un mar apenas profundo e intensamente turquesa.

Cubrir el trayecto completo desde Miami -paradas incluidas para tomar fotografías y comer-, puede llevar unas cuatro horas en coche. Si se dispone de poco tiempo, con llegar hasta los cayos medios es suficiente porque a partir de ahí el mar toma un color más oscuro y la riqueza paisajística decae. Uno de los puntos más interesantes del recorrido es el Puente de las Siete Millas (11 kilómetros), el ejemplo palpable de cómo la Overseas Highway consigue ese milagroso ejercicio de coser una alineación de islas que dividen el Atlántico del Golfo de México. A pesar de ser una mole aberrante desde el punto de vista del impacto medioambiental, se trata de una obra de ingeniería de indudable mérito, que fue construida en 1982 y que descansa sobre sus 546 pilares.

Los cayos son un lugar perfecto para todo tipo de deportes náuticos, desde el esquí hasta el buceo, lo que posibilita conocer de cerca los arrecifes de coral. La pesca deportiva tiene en estas islas de Florida un centro de referencia mundial al concentrar numerosas especies que lo convierten en un imán para aficionados de todas partes. Se ofrecen también abundantes excursiones en barco que incluyen hasta una clase tutorial de pesca para quienes no han cogido en su vida una caña.

Al final del camino, el momento más celebrado en Key West es el atardecer. Es costumbre en esta isla que todas las tardes decenas o centenares de visitantes, dependiendo de la época del año, se concentren en el punto más al sur de Estados Unidos para ver el sol ocultarse por el Golfo de México. Se despide al astro rey con un aplauso de todos los congregados en la plaza de Mallory. Mañana vendrán otros a despedirle.

Guía para el viajero

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