La urgencia de abrir el grifo del crédito
El acceso a la financiación por parte de las empresas se está convirtiendo en uno de los grandes obstáculos, posiblemente el mayor, a los que se enfrenta la economía española para tratar de remontar el vuelo y dar la espalda a la recesión. Ayer mismo, se hizo público un estudio elaborado por las Cámaras de Comercio sobre la financiación de las pymes que pone de manifiesto la gravedad del asunto. El estudio recoge que el 84,5% de las pequeñas y medianas empresas que acude a la financiación privada se topa con serios problemas para lograr crédito. Pero es más. Un 14% de las interesadas en obtener un préstamo no lo consigue.
Los resultados del análisis de las Cámaras de Comercio no son mejores si lo que se observa es la experiencia de este segmento de empresas con las líneas que tiene en funcionamiento el Instituto de Crédito Oficial (ICO). En este caso, el 58,4% de las empresas encuestadas, 15 puntos más que en la oleada del trimestre anterior, resalta la existencia de obstáculos serios con el organismo público. De ellas, el 93,4% se queja de que "los trámites exigidos por el ICO son muy complejos", al margen de ciertos problemas de información en las ventanillas del banco o caja de ahorros que sirve de mediador.
La publicación de esta encuesta coincidió precisamente con la presentación de las nuevas líneas ICO para el próximo ejercicio. Un instrumento sobre el que la dirección económica del Gobierno tiene grandes expectativas. De hecho, el acto fue pilotado por la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, que estuvo acompañada por un nutrido elenco de primeros espadas de los mayores grupos financieros españoles.
El nuevo plan parece perfilarse en la buena dirección, dado que aborda varias de las quejas expresadas por los clientes para hacerlas más sencillas, abre el abanico de las operaciones a cubrir (compras de empresas, de vehículos o de activos de segunda mano), amplía a 12 años el plazo de financiación y aumenta el volumen destinado a la concesión de créditos.
No obstante, lo realmente importante es que los esquemas planteados sobre el papel acaben funcionando. Y más en una situación de crisis aguda como la actual. El plan ICO 2010 habrá cumplido realmente su objetivo si logra de una vez por todas romper la infernal espiral en la que las entidades financieras ponen reparos a los préstamos porque la empresa solicitante no alcanza el nivel de solvencia exigido por el Banco de España para afrontarlos y en la que las empresas no ponen en marcha nuevos proyectos porque están convencidos de que no tendrán la financiación necesaria. Una economía sin créditos es como un cuerpo al que le falta la sangre. Si ésta no llega con fluidez, la gangrena es segura.