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Viajes

El extremo soleado de los Alpes

La Eslovenia montañosa mantiene el sabor original de la columna vertebral de Europa

Los eslovenos aman tanto sus montañas que incluso son el único país que las incluyen en su bandera. En el centro del escudo se perfila el Triglav, el pico triple que es cumbre y símbolo de los Alpes Julianos, y que todo esloveno debe ascender en la adolescencia. Aquí termina la espina dorsal de Europa, aunque por motivos históricos y geográficos la región ha tenido menos visitantes que el resto de la cordillera, y por tanto ofrece restos más auténticos de la idiosincrasia y belleza original alpina.

Para empezar, cualquier paseo por los frondosos bosques del Parque Nacional del Triglav nos ofrecerá las mismas sensaciones que otras áreas alpinas: ríos cristalinos, vegetación única, paisajes brillantes. El interés adicional llega con la extensión de las zonas vírgenes respecto a sus equivalentes franceses o suizos, y la singular idiosincrasia de los eslovenos, orgullosos y hospitalarios, todavía muy lejos del adocenamiento en el trato al visitante. Sin olvidar que los precios -ya en euros- en este país aún no han llegado a los niveles de sus vecinos, y es posible conseguir alojamiento y cocina de primera clase por cantidades muy interesantes.

La capital turística del norte esloveno es sin duda el lago de Bled, una maravilla natural rodeada de montañas, dominada por un castillo altivo y con una isla única en su centro. A ella sólo es posible acceder a través de una suerte de góndolas que son heredadas por miembros de las mismas familias desde hace más de un siglo, ya que el transporte motorizado está prohibido.

Bled es tal vez el único paraje de la zona en que pueden encontrarse aglomeraciones junto a la cercana Kranjska Gora, capital del esquí esloveno. A sus pistas, para todos los niveles de destreza técnica, se suma como punto de interés el trampolín de saltos de Planica. Pese a que su acceso no está totalmente motorizado, y los saltadores deben subir un largo tramo cargando sus esquís hasta la cima, se trata de un paraje mítico para este deporte, una suerte de Wimbledon o Augusta de los saltos: no es sólo la instalación en que se saltaron más de 200 metros por primera vez, sino que también protagonizó el hasta hoy salto récord de la historia, 239 metros de vuelo a cargo del noruego Bjorn Einar Romoren, en 2005.

Pasada Kranjska Gora se encuentra el hermoso valle del río Sava, y el paso por carretera de Vrsic. Esta comarca fue testigo de una de las más duras batallas de la Primera Guerra Mundial, con un millón de muertos, en la que estuvo presente Ernest Hemingway. La obra Adiós a las armas retrata ese periodo, que dividió los territorios de habla eslovena hasta hoy a los lados de las fronteras italiana -Trieste es, por ejemplo, una ciudad de pasado esloveno- y yugoslava.

Deportes extremos en Bovec

En las cercanías se encuentra Bovec, uno de los principales centros de deportes extremos invernales en Europa. No existe ninguna actividad relacionada con la nieve que no pueda llevarse a cabo aquí: desde buceo en lagos helados hasta esquí extremo, pasando por vuelos sin motor o un sinfín de expediciones: a las distintas cataratas de la zona -la más conocida, la Slap Savica, tras ascender 500 peldaños-, para intentar encontrar a los últimos osos que viven en los Alpes o para visitar el otro gran lago alpino del país, mucho menos turístico, en Bohinj.

Al margen de las visitas obligadas, la montaña eslovena invita también a estancias menos convencionales, tal vez pasando alguna noche en una de las 200 granjas-hostales que se reparten por el territorio. No faltará algún paisano que nos enseñe a disfrutar de las delicias culinarias locales, su aguardiente de ciruelas y sus partidos de hockey sobre hielo.

Guía para el viajero

Cómo ir. En invierno no hay vuelos directos con Eslovenia o la cercana Croacia. Con escala, la opción más económica a Ljubljana es Czech Air (vía Praga, desde 300 euros). También puede ser interesante la opción de volar a Venecia, a 250 kilómetros de los Alpes Julianos.Dónde comer. La Gostilna Pri Planincu (Grajska 8, Bled) es una buena opción para conocer la cocina popular eslovena, con raciones abundantes y calidad de producto. Más sofisticada es en la misma localidad la oferta de Okarina (Ljublanska 8, Bled), con toques orientales. En el comienzo de la garganta Vintgar pueden tomarse truchas frescas del río en el restaurante del mismo nombre.Dónde dormir. Antigua residencia para los visitantes a Yugoslavia durante el régimen de Tito, el Vila Bled (www.vila-bled.com) ofrece estancias en un entorno inigualable desde 100 euros la noche. En Kranjska Gora, el Aqua Larix (www.hitholidays-kg.si) es un característico edificio alpino, cercano a pistas de esquí y dispone de balneario.

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