Van Rompuy plantea que la economía sea la primera prioridad del Consejo Europeo
El presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, planteó hoy a los jefes de Estado y Gobierno de la UE que la primera prioridad de la institución sea la economía con el fin de garantizar la "financiación del sistema social europeo".
Van Rompuy presentó hoy a los líderes de la Unión Europea, en esta primera cumbre tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, las líneas que debe seguir la nueva institución del Consejo Europeo, a la que él concibe como "un club" que ponga el acento en las decisiones políticas.
Explicó que el Consejo Europeo va a asumir su misión de definir las "grandes orientaciones de la UE" y recalcó que "el tema más importante" de su mandato es la economía. Por ello, comunicó a los líderes de los Veintisiete su intención de convocarles a una reunión informal de jefes de Estado o Gobierno, para comienzos de febrero, ya con la presidencia española, para reparar la nueva estrategia de reformas que necesita la economía de los Veintisiete.
Van Rompuy dijo que la UE tiene que buscar el modo de garantizar la financiación de su sistema social, ya que "es nuestro modo de vida", según recalcó en una declaración tras la primera jornada de la cumbre, la última de la presidencia sueca. El ex primer ministro belga destacó que el Consejo Europeo, formado por los 27 líderes, debe "constituir un grupo" que además transmita un "mensaje visible" a la ciudadanía europea, no solo en en el terreno económico, sino también en otros retos a los que se enfrenta la UE, como su dependencia energética.
También resaltó que el Consejo Europeo debe ocuparse de algunos conflictos internacionales sobre los que esta institución no se ha pronunciado. Van Rompuy subrayó que el Consejo desarrollará "un programa político", ya que el recién estrenado tratado de Lisboa otorga a esta institución la capacidad de definir las grandes orientaciones políticas de la Unión. Este Consejo Europeo es el primero según las reglas del recién estrenado Tratado de Lisboa, que establece que las reuniones estarán integradas únicamente por los jefes de Estado y de Gobierno en solitario, sin la presencia de otros ministros.