GM debería dar explicaciones
General Motors necesita explicar por qué su consejero delegado, Fritz Henderson, presenta su dimisión. Reemplazar al timonel del grupo puede ser una buena idea. Después de todo, Henderson pertenece a la vieja guardia que llevó a la otrora mayor fabricante mundial de vehículos a la bancarrota. Y tal y como han demostrado Fiat y Ford, la sangre fresca, a poder ser de fuera del sector, ayuda a impulsar el cambio de rumbo de las empresas. Pero la falta de explicaciones ofrecidas por GM puede ser interpretada como un factor de preocupación.
A nadie tendría que sorprender, no obstante, que pueda haber tensiones entre el consejero delegado y su equipo -Henderson, por ejemplo, era más optimista que el presidente, Ed Whitacre, sobre una oferta pública inicial para el próximo año-.
Pero la abrupta salida de Henderson implica que la junta no tiene planes de contingencia, cosa preocupante. Está claro que es complicado encontrar un CEO para una compañía mantenida con vida por el Gobierno Federal. Pero si planea quitarse de encima a Henderson deberían tener un sustituto en mente.
Más preocupante es lo que esto dice de GM. El proceso del Capítulo 11 se suponía que reduciría la compañía a un tamaño más manejable para permitirla centrarse en sus negocios estratégicos. Pero la junta que se formó tras la salida de bancarrota decidió mantener a Opel y se anda con evasivas sobre lo que hará con Saab. Por el bien de GM, ésta no debería intentar hoy por hoy reconstruir su imperio global.
Si resulta que la directiva de GM está acabando el trabajo iniciado por el zar Steve Rattner cuando despidió a Rick Wagoner, entonces no tienen nada que temer en llamar las cosas por su nombre. Pero sean las que fueren las razones de la salida de Henderson, éstas necesitan saberse cuanto antes mejor.
Antony Currie