Un mundo unido
La peor recesión desde que comenzó la Guerra Fría puede haber terminado. Sin embargo, la producción se mantiene muy por debajo de los niveles máximos, las autoridades están asumiendo grandes riesgos monetarios y fiscales y hay temores de nuevas burbujas de activos. ¿Qué podría ser peor? Pues, por ejemplo, el bloque soviético. El 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín es una buena oportunidad para hacer un balance de lo mucho que la economía del mundo ha mejorado con el fin del comunismo.
En primer lugar, la manifestación armamentística de la rivalidad entre EE UU y la URSS era extremadamente cara.
En segundo lugar, lo que antes era el bloque soviético vive mejor ahora. No todo el mundo y en todas partes, pero en general el fin de la planificación centralizada ha desembocado en la generación de riqueza.
En tercer lugar, la caída del comunismo abrió las miras de muchos países. Así sucedió con las reformas de los años setenta de la China de Deng Xiaoping o con el abandono de India en los noventa de la economía centralizada. Cientos de millones de chinos e indios forman parte hoy de la nueva clase media. Obviamente, la recesión mundial es un recordatorio de que con el fin de la Guerra Fría no se acabaron todos los problemas. Con todo, la respuesta al colapso financiero tiene su lado positivo. Fijémonos, por ejemplo, en las recientes cumbres del G-20. No sólo se reunieron los principales líderes mundiales, algo inconcebible hace poco más de veinte años, sino que el grupo creció de 7 a 20 para tener en cuenta la opinión de las llamadas economías emergentes, muchas de ellas, por cierto, incluidas en el bloque soviético antes de la caída del Muro de Berlín.
Por I. Campbell y E. Hadas