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Columna
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Iberia y BA, una boda de conveniencia

British Airways (BA) e Iberia llegaron ayer el final de su largo viaje al país de los acuerdos. Tras 16 meses de conversaciones, las aerolíneas europeas anunciaron a última hora del día una fusión que le dará a la británica el 55% de un grupo valorado en 4.800 millones de euros.

Mucho ha llovido desde que las aerolíneas confirmaron el inicio de los contactos en julio de 2008, cuando la crisis económica tenía aún que alcanzar su punto álgido. Ambas compañías han tenido pérdidas y están empantanadas en dolorosos procesos de reestructuración. Y la propia crisis desvió la atención de la transacción. Pero la llegada de Antonio Vázquez a los mandos de Iberia ayudó a que este verano se retomará el rumbo de la fusión. El nuevo deterioro de la rentabilidad de la española en los últimos meses sirvió de puntilla para hacer que la operación de recorte de gastos volviese a parecer necesaria.

Pero el retraso ha beneficiado claramente a Iberia. El swap de acciones propuesto une a las compañías de acuerdo a su actual capitalización bursátil relativa. Pero las acciones de Iberia han subido un 35% respecto a cuando se empezó a hablar de la fusión, mientras que las de BA han caído un 8%.

Aun así, el acuerdo sigue teniendo sentido para los accionistas de BA gracias a las sinergias -la fusión de Air France y KLM supuso un recorte de gastos del 2,5%-. Eso sí: la capitalización bursátil conjunta sólo ha crecido 300 millones de euros desde que empezaron las negociaciones, mientras que el deterioro del sector ha cubierto ya los posibles beneficios de la fusión.

Los inversores deberían ser cautos. Air France y KLM se fusionaron cuando el negocio estaba empezando el boom. Extraer sinergias en los beneficios en plena recesión suele ser complicado. Y aunque la unión esté acordada a grandes rasgos, pueden pasar meses hasta que eche a andar la integración propiamente dicha. Además, la fusión se podría ver perjudicada por una gestión ineficaz: ambas compañías deberán aportar el mismo número de consejeros, según informaron las compañías.

Incluso tras un tan largo periodo de negociaciones, el acuerdo final podría distar mucho de ser ideal.

Fiona Maharg-Bravo

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