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Secretos de despacho

Espacio reducido en MAP Architects

Josep Lluís Mateo controla desde una pequeña oficina un trabajo artesanal.

Los arquitectos ven posibilidades que los demás no vemos. Esa puede ser la razón de que el despacho de arquitectura de Josep Lluís Mateo, MAP Architects, esté ubicado en una calle perpendicular a la avenida Tibidabo de Barcelona, una de las zonas de la ciudad donde más casas lujosas y mansiones pueden encontrarse. Hace cuatro años, en pleno boom inmobiliario, el dueño de lo que entonces era una especie de nave almacén no encontraba manera de venderla. Cuesta creerlo. "Sí, tiene su explicación; el hecho de que la mayoría de las dependencias estén debajo del nivel del suelo dificultaba, al menos aparentemente, su transformación en una vivienda, pero a mí, en cuanto lo vi, me encantó". Mateo ha diseñado el espacio de manera que la luz natural llega a casi todos los rincones y hace que el visitante no note que sí, que está una planta o dos por debajo del nivel de la entrada a pie de calle.

Josep Lluís Mateo es conocido por proyectos como la construcción de la nueva filmoteca de Cataluña en el barrio de El Raval de Barcelona, la reforma de las primeras plantas de la torre que el Banco de Sabadell tiene en la avenida Diagonal o el nuevo hospital Josep Trueta en Gerona. Aun así, el despacho desarrolla una buena parte de su actividad en el extranjero.

Mateo cuenta con un equipo de 30 personas, que forman lo que él define como "un despacho de escala media". "Me interesa controlar el producto, que siga siendo en cierta manera artesanal, en el sentido de que me gusta supervisar todos los proyectos e implicarme", explica. "Tenemos el tamaño ideal, con 30 personas y los medios actuales puedes hacer mucho, no nos interesa crecer más". A Mateo le gusta poner un pie en las obras. "Voy a todas como mínimo una vez al mes". Esa intención le lleva, por ejemplo, a viajar últimamente con frecuencia a una población cercana a Utrecht (Holanda) y a París (Francia), donde su despacho está realizando sendos proyectos.

Su despacho es un pequeño espacio, de unos 10 metros cuadrados, al lado de una sala de reuniones que tiene vistas a una terraza repleta de árboles, impensable para una ciudad. "Tengo una mesa en la planta de abajo, donde trabajo con todo el equipo; este es un espacio muy privado, donde no recibo a nadie", cuenta. "Lo utilizo cuando necesito privacidad para llamar por teléfono y para poca cosa más". En la estantería destaca una figura de San Pancracio, "para que nos salgan obras", comenta divertido. De todas maneras, asegura que su actividad no se ha visto demasiado afectado por la crisis de la construcción en España, porque han participado poco de la euforia local, "siempre hemos tenido mucho interés por trabajar fuera, mucha vocación internacional, y eso en cierta manera nos ha beneficiado". Así, la facturación al cierre de este año será muy parecida a la de 2008. "Y esperamos mantenerla también en 2010, básicamente por los proyectos internacionales; estamos a punto de empezar una construcción en Francia, es una intervención en un barrio de Bayona y también tenemos proyectos en Croacia y en otros países europeos".

Mateo tiene aparte de su trabajo en el despacho otra dedicación: la académica. Es catedrático de la Escuela Politécnica Federal Suiza, de Zúrich, una de las universidades de arquitectura más importantes de Europa. Eso le supone desplazarse a la ciudad suiza, donde tiene un apartamento, dos días cada dos semanas. "Esa es una parte muy importante de mi vida, es otro país, otra cultura, pero tiene la ventaja de estar muy cerca físicamente, es poco más que ir a Madrid". Es presidente también del recién creado Barcelona Institute of Architecture, dedicado a la difusión de su profesión y que requiere una dedicación considerable, "aunque no sea un cargo ejecutivo".

Es un arquitecto comprometido con su oficio, bastan dos afirmaciones para comprobarlo. La primera, que a los arquitectos se les debería exigir más calidad en el entorno construido, y la segunda, después de afirmar que habría que construir menos y mejor, es la idea de que el mejor edificio es el que no se hace, "de la misma manera que el silencio es el referente de la música".

Una pared fetiche en un rincón íntimo

El arquitecto Josep Lluís Mateo tiene en su despacho una pared llena de "fetiches", como él mismo explica. Entre ellos se encuentra un dibujo de su padre, también arquitecto; un par de croquis de sus primeras obras; su título de arquitectura, "para que no se pierda"; un dibujo de Piranesi, y una carta que un arquitecto portugués le escribió en una de las primeras conferencias que dio en Francia y de la que le gusta resaltar el final, que reza, refiriéndose a él y otros arquitectos españoles: "Es necesario el viento del sur que vosotros traéis".Los días que Mateo no viaja y permanece en el despacho intenta no salir de él. Los dedica enteramente al trabajo en la oficina. Suele empezar su jornada sobre las nueve y media, el mediodía lo destina a comidas de trabajo y la tarde la dedica a los proyectos; por la noche planifica el día siguiente.

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