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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La gripe o la cartera

En el metro de Nueva York se ha visto en alguna ocasión, sobre todo en las épocas más frías, anuncios oficiales en los que se sugería a las personas que estuvieran enfermas que se curaran antes de ir a trabajar para evitar el contagio a sus colegas o las personas que viajaban con ellos. Es un mensaje razonable no sólo para el bienestar del afectado sino también para evitar que plantillas enteras se vean diezmadas por la gripe cuando esta empieza a hacer estragos. Pero ¿puede un trabajador quedarse en casa cuando está malo o alguien de la familia lo está y necesita atención?

La mitad de los asalariados de Nueva York, no. En esta época de pavor generado por la N1H1, entre 1,65 y 1,85 millones de trabajadores de la Gran Manzana, el 48% del total, no tienen derecho a tomarse ni un solo día de baja pagada por enfermedad. Es lo que ha sacado a la luz una reciente encuesta hecha por Community Service Society of New York y A Better Balance, un centro que intenta abogar por cambios para los pobres y otro que se ocupa de cuestiones laborales y familiares respectivamente. El año pasado el porcentaje de afectados era el 42% de los trabajadores de la ciudad.

Como es de prever, los que peor llevan esta situación son los que tienen puestos peor remunerados. Casi dos tercios de los que carecen de días de baja por enfermedad son trabajadores de bajos ingresos. Muchos de ellos son hispanos y cuando no tienen más remedio que faltar al trabajo se enfrentan no solo a una menor paga sino, a veces, a un despido.

Empresas pequeñas, restaurantes, construcción y comercio son los sectores menos generosos con los empleados enfermos.

Y ¿qué hacen estos trabajadores cuando están enfermos? Según el estudio de estas dos organizaciones, más de 7 de cada 10 va a trabajar y para ir a los médicos la mayoría utilizan los servicios de urgencia en vez de pedir una cita que importune sus labores.

Las consecuencias de todo esto son muy gravosas para las familias y más ahora que se prevé una alta incidencia de la llamada gripe A.

Pero quizá sea esta enfermedad, y la sensibilidad que se ha creado con ella, la que permita que prospere una iniciativa que una miembro del Ayuntamiento ha puesto en marcha para forzar a que los empresarios den, al menos, nueve días de baja remunerada a sus empleados al año. Las empresas con menos de 10 trabajadores no tendrían obligación de dar más que cinco. Si se viola este mandato habrá multas de 1.000 dólares por cada infracción individual.

Está previsto que a mediados de noviembre se discuta esta propuesta contra la que ya ha arremetido la Cámara de Comercio de la ciudad que ya el mes pasado afirmaba que los costes que esta obligación acarrea podrían impedir que se contratara a más personal.

La situación en Nueva York no es extraordinaria. En San Francisco, los ciudadanos aprobaron mediante referéndum la obligatoriedad de estas bajas en 2006 pero según A Better Balance, 57 millones de americanos no las tienen. Eso podría cambiar si prospera una iniciativa legal que está en ambas cámaras del Congreso. Su futuro es incierto ahora que falta uno de sus patrocinadores, Edward Kennedy.

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