_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Renault se enreda en Rusia

Es difícil resistirse a una sugerencia amistosa de Vladimir Putin. Renault recibió hace dos semanas un mensaje del primer ministro ruso: o colaboran o se van. Putin advirtió al fabricante francés de automóviles que el rechazo a ayudar a su filial rusa Avtovaz podría conllevar la dilución de la participación estatal del 25% en el fabricante de los famosos Ladas.

El consejero delegado de Renault, Carlos Ghosn, respondió esta semana prometiendo invertir en una nueva plataforma conjunta para Avtovaz, Renault y Nissan. La compañía aún no ha comprometido el dinero, tal y como quería Putin. Pero puede que no pueda aguantar mucho sin hacerlo.

Renault pagó 1.000 millones de dólares a principios de 2008 por una participación del 25% en Avtovaz, la principal automovilística rusa. La cantidad no parecía entonces demasiado alta para conseguir una posición de fuerza en lo que entonces era uno de los mercados más prometedores del mundo. Resulta ahora difícil imaginar que Renault fue la ganadora de una fuerte puja en la que también participaron General Motors y Fiat.

Definitivamente, no fue la inversión más astuta de la compañía, sobre todo porque se realizó en vísperas de la gran recesión. Menos de dos años después, Avtovaz está al borde de la bancarrota. El mercado automovilístico ruso ha caído al menos la mitad este año. La compañía dice que tiene que deshacerse de al menos una quinta parte de sus 100.000 empleados, un movimiento al que el Gobierno, que controla otro 25% del grupo, se resiste ferozmente. La participación de Renault vale ahora menos de 250 millones de dólares.

Probablemente sea ya demasiado tarde para que Renault pueda evitar un rescate demasiado costoso, a no ser que esté dispuesto a arruinar su reputación en Rusia. Tendría que intentar al menos asegurarse un firme control sobre la reestructuración venidera. Y eso no será nada fácil.

Pierre Briançon

Archivado En

_
_