Cisco sigue con sus adquisiciones
El jefe de Cisco, John Chambers, mantiene en marcha la máquina de las adquisiciones. El acuerdo del gigante estadounidense para comprar Starent Networks por 2.900 millones de dólares es la segunda operación de gran tamaño sólo en lo que va de octubre. Y se ha asegurado que hay más acuerdos en camino. Después de todo, aún queda un efectivo de 30.000 millones. Lástima que esta estrategia no reportase beneficios a los accionistas durante la pasada década.
El razonamiento de Cisco ha sido el mismo de siempre. La idea es que juntas pueden vender más de lo que hacía Starent por sí sola. Además, Starent produce software y equipos para gestionar el flujo de datos de los aparatos inalámbricos. Cisco vende cantidad de productos relacionados a las operadoras, así que la suma de las dos compañías puede acabar siendo superior a las partes por separado.
Eso sí: este acuerdo supera el típico trato de Cisco, que suele fijarse en objetivos de 1.000 millones o menos. Las compañías pequeñas suelen tener una débil relación con los consumidores potenciales y poco personal de ventas, así que insertar dichas empresas dentro de la maquinaria de Cisco supone maximizar sus ingresos. La madurez de Starent, en cambio, significa que dichos ingresos tardarán en llegar.
Además, Starent y Tandberg son la quinta y sexta mayores adquisiciones en la historia de Cisco, según datos de Dealogic. Esto huele a que la compañía tiene que efectuar adquisiciones aún mayores -y que entrañarán más riesgo- para seguir moviendo el contador.
Pero en Cisco no están de acuerdo con dicha conclusión. La compañía dice que sólo está siendo oportunista y aprovechándose de las bajas tasaciones. Quizá, pero lo que sí que es cierto es que Cisco está pagando 39 veces los beneficios estimados para 2010 de Starent.
El desarrollo de esta historia nos hace pensar que los accionistas de Starent son los que salen mejor parados. Se les ofrece una prima del 21% por renunciar al control. Los accionistas de Cisco, en cambio, han visto como se devaluaban sus títulos casi en un tercio durante la pasada década a pesar de -o quizás gracias a- su prolífica política de adquisiciones. Puede que sea hora de que Cisco afloje el pedal de la maquinaria de fusiones y adquisiciones y demuestre que ésta funciona.
Por Robert Cyran