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Tribuna
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Sueños de California

La noticia de que una amenaza informática que roba datos bancarios ha sido propagada suplantando la identidad de la policía seguramente preocupe a muchos usuarios. Sin embargo, no es nuevo que un programa intente capturar contraseñas y números de tarjetas de crédito. Técnicamente, no aporta absolutamente nada: simplemente es el equivalente a otro ratero de poca monta robando carteras en una ciudad turística.

Apelar al miedo de los usuarios es lo que ha hecho que una amenaza como ésta, que animaba a hacer clic en un enlace que provocaba la infección de su equipo, haya salido a la luz. El mensaje afirmaba que el usuario estaba siendo investigado, y provenía de la dirección de correo denuncias.pornografia.infantil de la policía.

Esto evidencia un absoluto desconocimiento de los procedimientos judiciales, tanto por parte de los ciudadanos como de los autores de la amenaza, ya que nunca se envían citaciones por correo electrónico, y mucho menos se le llama a una citación Convocatoria de Asistencia en la Audiencia. Pero a pesar de eso, muchos usuarios habrán accedido al enlace y descargado y abierto el fichero con el troyano.

¿A qué situación estamos llegando? ¿Por qué un usuario de internet pincha el enlace para acceder a un documento de ese tipo? Quizá un sociólogo pueda dar una respuesta a esta cuestión, pero técnicamente es posible que la razón sea que hay tal explosión de la sociedad de la información que muchos usuarios no son capaces de digerirla.

Aprovechándose de esto, los cibercriminales envían, como en este caso, una supuesta citación judicial, o un extracto de Hacienda, o una multa de tráfico. Hoy en día no es extraño que pueda pasar, y quizá algún día, cuando los sistemas de firma digital estén tan implantados como el correo electrónico, pueda pasar. Pero hoy, no.

Debemos tener en cuenta que los mensajes que circulan por internet no son todos ciertos, y que la seguridad de nuestro ordenador no atañe solamente a los virus informáticos y a la integridad de la información del disco duro. Nuestras cuentas bancarias están también en peligro, por algo tan simple como abrir un mensaje que nos convoca a la audiencia.

La formación sigue siendo tremendamente necesaria, y cuando los usuarios dejen de pensar que ya son expertos porque han aprendido a descargar e instalar un programa podremos evitar estafas y que se propaguen bulos diciendo que te regalan un móvil o que los ángeles te visitarán con sólo reenviar 15 veces una presentación de PowerPoint.

Es mucho más probable que el usuario sueñe con ir a Los Ángeles, California, que el hecho de que los ángeles vayan a visitarle por hacer clic donde no debe.

Fernando de la Cuadra. Director de Educación de Ontinet.com

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