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A fondo

El destino de Sos se decide en la Audiencia

Su ex presidente declara hoy por presunta estafa y apropiación indebida.

A veces una sola jornada, una decisión, puede cambiar el futuro de una compañía. Así le pasó al grupo Sos cuando su consejo de administración dio luz verde a un crédito que, supuestamente, fue a parar a manos de su ex presidente, Jesús Salazar. Y lo mismo puede ocurrir esta semana.

Salazar acude hoy al Juzgado número 4 de la Audiencia Nacional en condición de imputado. Su ex compañía -la misma que convirtió en la principal firma aceitera del mundo- le acusa de haber desviado a su bolsillo alrededor de 230 millones de euros. La misma acusación que ha realizado contra su hermano y ex vicepresidente Jaime Salazar y contra aquellos colaboradores que, como testaferros, les ayudaron a llevar a cabo el trasvase de fondos.

En concreto, Sos acusa a quienes fueron sus máximos directivos de apropiación indebida, estafa y de manipular el mercado para alterar el precio de la acción de Sos con el objetivo de mantener artificialmente alta la cotización.

Previsiblemente, los abogados de la compañía tratarán de pillar en un renuncio a Salazar para que éste reconozca que sólo él y sus más íntimos colaboradores fueron los responsables del desvío de fondos a su sociedad patrimonial Condor Plus.

Mientras, si todo se desarrolla según lo previsto, tanto Jesús Salazar como su hermano Jaime emplearán el argumento contrario: el consejo de Sos no sólo sabía sino que además respaldó -el pasado 27 de febrero- que los 230 millones pasasen a las cuentas de Condor. Además, podrían tratar de recalcar en la Audiencia que el destino de esos fondos era comprar acciones de Sos para que éstas fueran a parar en última instancia a un fondo libio que, en su momento, pretendió entrar en el grupo español. "Tengo la sensación de que Salazar va a hablar, y mucho", aseguran fuentes vinculadas al proceso.

Pero sus declaraciones pueden convertirse en enredos. Una maraña de fechas y argumentos, de acuerdos que resultan ser engaños que podría llegar a prorrogarse durante años en los tribunales. El primer paso dependerá del juez Fernando Andreu, quien decidirá si la actuación y la marcha de Salazar de Sos se ajustó a la legalidad. Y mientras, la compañía debe seguir operando. Un día a día que sigue empañado por una nebulosa de incógnitas. Desde hace semanas, el grupo de alimentación habla de la inminente presentación de su nuevo plan de negocio. æpermil;se que debe reflotar a uno de los principales grupos de alimentación de España, del que incluso se llegó a hablar como posible candidato para entrar en el Ibex 35. Pero su desplome en Bolsa durante el último año (ha perdido casi el 72% de su capitalización) aleja una posibilidad más cercana al terreno de la ilusión que a la realidad. Sos no sólo tiene que presentar un plan de negocio que marque las directrices a seguir. Además, tiene pendiente dar a conocer los detalles de la ampliación de capital de 200 millones de euros con la que tratará de tapar el agujero dejado por el presunto autopréstamo de los Salazar. Sin olvidar que la inyección de liquidez puede derivar en la entrada de nuevos inversores que den solidez a un accionariado fragmentado.

Buena parte de la responsabilidad de esta fragmentación se debe a la ejecución de acciones de los Salazar. Los hermanos no han podido hacer frente a sus compromisos con la banca y, cómo colocaron sus acciones de Sos cómo garantía, no han podido evitar que éstas fuesen a parar a sus bancos acreedores. Y estas entidades pueden vender sus participaciones al mejor postor en cuanto vean que escampa el temporal la empresa.

Y mientras el mercado está a la espera. "Nadie puede tener una opinión clara de esta compañía, porque parece que hubo un delito en las operaciones, pero además las aprobó el consejo, es muy complicado", asegura un analista que prefiere mantenerse en el anonimato. "A nivel operativo los nubarrones se irán porque el tema judicial influye más a los accionistas que al día a día de la compañía", afirma.

Al mismo tiempo, algunas firmas de análisis como Ibersecurities se muestran defraudadas por los últimos resultados, que consideran "flojos". Sos perdió más de 61 millones de euros en el primer semestre del año. Unas pérdidas que se deben tanto a la provisión de 28 millones por las maniobras de los Salazar como a unas operaciones con derivados que en lugar de permitir ingresos no recurrentes han derivado en unas pérdidas extraordinarias de 32 millones de euros.

Ibersecurities señala, por ejemplo, que la aportación de la italiana Bertolli al resultado bruto de Sos no ha sido tan fructífera como se esperaba hace un año, cuando Sos se hizo con el control de la principal aceitera y elevó su deuda hasta los 1.000 millones de euros. Eso sí, apunta que la ampliación de capital y la renegociación de la deuda (que aún supera los 600 millones) podrá dar aire tanto a la cotización como al nuevo equipo directivo, presidido por Mariano Pérez Claver. Un grupo gestor de perfil profesional que trata reconducir a Sos. Aún es pronto para valorar su gestión.

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