Es un error maltratar el ahorro
Las familias españolas nunca habían ahorrado tanto como en el segundo trimestre de este año, cuando de cada 100 euros de su renta disponible guardaron 24 pensando en el futuro. Dinero que detrajeron tanto del consumo, que sigue cayendo -un 8,6%- como de la inversión, que se derrumba un 27%. Es una respuesta lógica a la recesión más dura que ha azotado España en las últimas décadas y que ha sembrado de incertidumbre a muchas familias que temen quedarse en el paro. Un miedo justificado pues según la EPA ya hay más de cuatro millones de trabajadores sin empleo.
Pero si el paro es la cara más amarga de esta profunda crisis, el aumento de la tasa de ahorro es un aspecto esperanzador, pues sienta las bases para una corrección financiera imprescindible para sanear la economía. Muchas voces venían alertando de que en España, empresas y familias estaban viviendo por encima de sus posibilidades, gastando e invirtiendo lo que no tenían y pidiendo prestado a los ahorradores de otros países.
Esa situación se ha invertido radicalmente en las familias, que han generado un remanente de más de 29.000 millones de euros que han puesto a disposición del resto de los agentes económicos. Fondos más que suficientes para las empresas, que aunque han recortado sus inversiones, han requerido 3.874 millones para financiar mayoritariamente sus necesidades de circulante. Pero el problema se ha concentrado en las administraciones públicas que han demandado al mercado 39.000 millones de euros. En este caso, el sacrificio de las familias no ha sido capaz de compensar semejantes necesidades. Así, España ha requerido del ahorro externo más de 10.000 millones de euros, que aunque suponen 4.000 millones menos que hace un año, sigue siendo una cifra preocupante.
Porque no debe olvidarse que es preciso generar suficiente dinero para amortizar la ingente deuda acumulada por empresas y familias en estos últimos años de alegría. En este sentido, resulta alarmante la decisión de endurecer fiscalmente el ahorro. Máxime cuando se ha justificado con tintes demagógicos, pues aunque es obvio que los ricos están en disposición de atesorar más, el aumento en las tasas de ahorro demuestra que también otras capas sociales pueden guardar para el futuro. Por eso, acierta nuevamente el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, al alertar ayer, sutil pero claramente, sobre el riesgo de maltratar fiscalmente a los que deciden economizar.
Además, la inversión de mañana depende del ahorro de hoy y cuando la recesión escampe, las empresas volverán a invertir y las familias a consumir. Y ambos solicitarán créditos. Para entonces debería existir un remanente nacional de fondos, para evitar caer otra vez en la dependencia financiera del exterior.