¿Dónde está la mayoría?
Los demócratas esperan tomar el control del Congreso, ahora en manos de la minoría republicana, en 2010". Este era el titular de la versión digital del periódico The Onion. Y, como todo lo que sale de esta publicación satírica, un chiste. En los foros de internet se comentó el titular con tono agridulce: "Me gustaría poder reírme", "a veces la comedia está demasiado cercana a la realidad", "desafortunadamente demasiado verdad para ser divertido".
Los demócratas tienen la mayoría en el Congreso. Dominan la Cámara de Representantes y en el Senado pueden llegar a tener una supermayoría de 60 votos. Pese a ello, en los últimos meses los proyectos de ley con más carga política se quedan estancados o salen adelante aguados. Un ejemplo de lo primero lo hace evidente la falta de una iniciativa significativa en materia medioambiental, motivo por el que EE UU se presentará con las manos vacías a la cumbre de Copenhague en diciembre. Un ejemplo de lo segundo es lo que pasó hace unos días en el comité de finanzas del Senado.
Este comité, con mayoría y presidente demócrata, rechazó hasta dos propuestas distintas hechas por dos miembros de este partido que incluían una opción de seguro público en la ley de reforma de la sanidad. La solución de la llamada "opción pública" cuenta con el apoyo del 65% de la población y el 70% de los médicos y se percibe como clave para rebajar los precios de los seguros privados. Los empresarios, a través de su asociación, Business Roundtable, han dicho que sin una reforma significativa del mercado sanitario y si continúan las actuales tendencias, los costes para las compañías que proporcionan seguro médico se dispararán un 166% en una década.
Eso sí, este mismo comité fue el que aprobó, gracias a dos votos demócratas, financiar con 50 millones de dólares los programas de "educación sexual", que sólo promueven la abstinencia. Es una de las políticas sociales más mimadas por los republicanos y el presidente, Barack Obama, se había encargado de eliminarla en su presupuesto.
Es decir, no hay rodillo demócrata por más que tengan el control del Legislativo y el Ejecutivo. El motivo se puede encontrar en el hecho de que no existe en la política americana disciplina de partido y en la voluntad de Barack Obama de consensuar todo lo que pueda, algo que puede cambiar dado su nulo efecto.
Otra de las razones es que en materia económica (y a veces social) hay un grupo de demócratas, los llamados Blue Dogs que son más cercanos a los republicanos que a las posiciones más progresistas de su partido. Normalmente, los Blue Dogs son elegidos en estados dominados por el voto republicano y suelen pelearse duramente en las elecciones.
Luego, a nivel individual, cada uno se deja asesorar por un lobby distinto. Y éstos contribuyen a sus campañas de forma distinta. Según Open Secrets, una organización sin ánimo de lucro que tabula las donaciones a políticos, entre los 61 congresistas que reciben contribuciones del sector sanitario, en el que participan mayoritariamente aseguradoras y farmacéuticas, se encuentran 11 de los 23 miembros del comité de finanzas del Senado. Su presidente, Max Baucus, quien nunca defendió la opción pública, es el que más fondos recibe de todos los miembros de este comité.